La matraca en lo alto de la sala de campanas Tras más de 35 años sin sonar, la colla de
campaneros de Altura ha recuperado para ésta Semana Santa el toque de la
matraca ubicada en el campanario de la Parroquia de San Miguel Arcángel.
Hay una antiquísima tradición, en la Iglesia
Católica, por la cual las campanas enmudecen durante los días centrales de la
Semana Santa, es decir desde el "Gloria" del Jueves Santo hasta el
otro "Gloria" de la misa de Resurrección (antes era el Sábado por la
mañana pero ahora es, con mayor precisión, en la noche de vela del sábado al
Domingo de Pascua).
Según explican desde la parroquia, “esta
tradición es universal en la Iglesia Católica, y exclusiva de ella: por lo que
sabemos hasta ahora, el uso de las matracas es exclusivo de España. Antiguamente
las grandes torres de catedrales, parroquias, e incluso de pueblos, tenían unas
grandes matracas, de madera, que variaban de una región a otra, y que sonaban
en medio del silencio de las poblaciones, enlutadas por la muerte del Señor”.
Recordemos que, mientras existían las
murallas, éstas quedaban cerradas a los carruajes durante esos días, y que
incluso las casas dejaban media puerta cerrada en señal de luto. Los mismos
militares, durante sus guardias en los cuarteles, mantenían el arma colgada
hacia abajo, como muestra visible de dolor.
El campanario parroquial de Altura cuenta con
una matraca realmente singular; de doble cuerpo, y con una antigüedad que
supera los doscientos años, no se conoce otra de sus dimensiones y potencia en
ningún campanario de la diócesis. Sin duda, una gran desconocida con un gran
valor patrimonial, histórico y etnológico.
La matraca estuvo tocandose cada Semana Santa
hasta principios de los años 80 del pasado siglo. Este año 2021, gracias al
empeño de la colla de campaneros y con el apoyo de la Parroquia, la matraca
vuelve a atronar para anunciar el luto por la muerte de Jesús en los días
grandes de la Semana Santa.
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