Imagen de los festeros de Puçol. FOTO EPDA.
Los festeros, en unode ls actos llevados a cabo. FOTO EPDA.
Los festeros de este año ya tienen pareja, ya han disfrutado de las fiestas nocturnas, ya buscan programación para septiembre y, entre tanta diversión, se preparan para los actos serios de primavera: la presentación oficial, las albaes y la Semana de los dolores. Todo sea por mantener viva la fiesta.
Se conocen desde siempre: fueron juntos al cole, compartieron tardes en el Centro Júnior Caminar, disfrutaron de noches de fiestas y, en 2001, decidieron hacer una apuesta de futuro, por lo que se apuntaron para organizar las fiestas de su pueblo. Ahora, diez años después, les ha llegado el turno: son los festeros de la Virgen al Pie de la Cruz, la patrona de Puçol, y, por tanto, los encargados de organizar las fiestas populares y patronales del próximo mes de septiembre.
Pero que ellos se conozcan no significa que los demás también sepan qué aspecto tienen, así que tras comenzar a trabajar duro justo al día siguiente de finalizar las fiestas del pasado mes de septiembre, en Navidad decidieron que había que darse a conocer y para ello editaron un calendario: “bueno, el nuestro no tiene nada que ver con algunos que se han puesto de moda en los últimos años”, asegura Vicente Alegre, el cap dels festers de este año. “Nosotros vamos vestidos y bien vestidos, lo que queríamos con el calendario, además de sacar algunos euros para la fiesta, era que los vecinos comenzaran a identificarnos”.
Ahora que ya tienen cara y ropa, también han tenido que ocuparse de buscar pareja: no es preciso que sea para toda la vida, con que les acompañen hasta mediados de septiembre será suficiente… y que sepan montar a caballo también ayudará lo suyo en la entrada de la murta y algún pasacalle. No ha sido una tarea compleja, ya que mozas dispuestas a subirse al carro siempre hay (lo del caballo es otra historia), así que en pocos meses el equipo ya está completo, aunque, curiosamente, la última en incorporarse ha sido Tamara, la festera de Vicente.
Lotería
Con la experiencia acumulada a lo largo del año pasado, donde ya participaron en la romería al Cabeçol, la entrada de la murta, la procesión, la cabalgata, la noche de paellas y la cena solidaria, ya saben lo que es estar en el meollo de la fiesta: “aunque realmente vivir lo que se dice vivir la fiesta es algo que hicimos sobre todo desde la barra del chiringuito que teníamos montado en la plaza del País Valencià. Ahí es donde vives noche a noche las fiestas”.
Pero no sólo por la noche trabajan los festeros, también los días los tienen ocupados: tras el cartón que repartieron por todo el pueblo en septiembre, prepararon participaciones de lotería para Navidad y el Niño (participaciones que, además de prepararlas, hay que venderlas: he ahí el problema), y, para desintoxicar, alguna fiesta para los más jóvenes, como la de Charol en noviembre y la de December en diciembre.
“La clave es la constancia”, asegura el cabeza visible de los festeros. “La gente ya sabe lo que cuesta organizar las fiestas, por eso colabora con los cartones, con la lotería y, en el caso de los jóvenes, con las fiestas, que con las entradas y la barra nos permiten un empujón económico que siempre es de agradecer”.
La constancia no sólo se mide por la cantidad de fiestas que uno es capaz de aguantar. De hecho los actos se multiplican a partir de este mes de marzo y la cosa comienza a ponerse cada vez más seria. Así, el día 26, pasada la resaca fallera, será la presentación de invierno o, lo que es lo mismo, la presentación en sociedad de los festeros. Como siempre, será en la iglesia de los Santos Juanes y servirá para dar a conocer la cara más seria de los festeros.
Semana de los Dolores
Una cara que seguirá seria en abril y en mayo. En el primer caso porque hasta el 15 de abril se celebra la Semana de los Dolores, unas fechas de recogida, oración y actos centrados en la parte religiosa de las fiestas. En mayo, continuando con las tradiciones, se celebrará una noche dedicada a las albaes, ese canto popular acompañado de tabal i dolçaina en el que la música y la alegría recorren las casas de todos y cada uno de los festeros, inundándolas de canciones, color y… lágrimas, de alegría seguramente, pero lágrimas al fin y al cabo.
“Y todo esto mientras nos reunimos con el ayuntamiento para coordinar nuestra programación de fiestas y la municipal, lo que también supone muchas horas al cabo del año, porque es necesario que nos pongamos de acuerdo todos”, finaliza Vicente que, como su propio apellido delata, se toma con alegría todo lo que tiene que ver con las fiestas, quizá porque en el fondo guarda un pequeño secreto: “ya tenemos decidido que la gran novedad de nuestra programación será recuperar la noche de monólogos. Hace falta más humor en las fiestas”.
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