José Antonio Sorzano.
De todos es sabido lo
apetitoso que viene a ser para todo político que se precie, el chorro de votos
expectantes que representa un colectivo de más de DIEZ MILLONES de pensionistas
en toda España.
Como también es sabido, el
maniqueísmo que los políticastros de medio pelo, abusando de su poder,
pretenden ejercer sobre este gran colectivo, intentando manipular las Juntas
Directivas de las distintas Asociaciones de Jubilados y Pensionistas para así,
como el que no quiere la cosa, ir arrimando el ascua a su sardina.
Yo personalmente pienso que
los políticos no deberían de meterse donde no les llaman. Cabria recordar que
este tipo de asociaciones, como cualquier otra asociación, deberían ser entes
independientes del poder político, sujetas únicamente al exclusivo mandato de
su régimen estatutario y, por supuesto, a las supremas decisiones de las Asambleas
de sus asociados. Por otro lado, máximo órgano estatutario de decisión, por
encima de sus Juntas Directivas, la presidencia y, cómo no, igualmente por
encima de alcaldes o politiquillos fisgones, cuya única pretensión es hacer su
particular agosto a cuenta del, por otro lado, normal pasotismo del que peina
ya muchas canas.
El cóctel de la inmersión
del político en el terreno independiente y soberano de los pensionistas y
jubilados, nunca ha solido traer buenas consecuencias. Sobre todo, para el
político, que es el que recibe los votos. En este aspecto, yo personalmente
conozco y, por tanto, me descubro ante aquellos alcaldes que inteligentemente
dejan ejercer su libre albedrio con total libertad, los deseos de los abuelos
de su pueblo, dentro de un orden natural. Esa sería la posición neutral e
inteligente del político de raza que sabe lo que se lleva entre manos, en vez
de ir en plan represivo, acosador y vengativo respecto de quien le puede caer
mejor o peor en este tipo de asociaciones. El político de raza suele recoger
una buena cosecha de votos, simplemente empleando dos dedos de frente, respeto,
cercanía y muchas dosis de generosidad hacia las necesidades materiales del colectivo
en general, sin mirar procedencias políticas o simpatías o antipatías
personales. El principio de sembrar bien, para recoger una abundante cosecha,
es tan viejo como el andar a gatas.
Al hilo de todo lo que
refleja lo dicho, cabria reseñar un desagradable incidente del que he tenido
puntual información, y que personalmente creo no se tendría que haber producido
precisamente si como me he referido antes, cada cual respetara el terreno e
independencia del “vecino”. Por lo visto, en las dos reuniones celebradas
tanto en Almacera como en Museros, por representantes de todas las Juntas Directivas
de los jubilados y pensionistas de la Horta Nord, el presidente comarcal Sr D.
José Pinto, llego a decirle públicamente a un tal Sr Giménez, secretario de
cierta Asociación local, perteneciente a esta comarca, que “el alcalde de tu
pueblo no os va a dar nada para la Asociación, mientras estéis en la Junta
Directiva, tanto tu como el vicepresidente”. Manifestación, cuyo contenido de
ser cierto, modestamente creo que estaría más cerca del Código Penal que de
una paella entre amigos.
Pero lo más chungo de todo
este asunto, fue cuando el secretario de la referida asociación de jubilados le
pregunto directa y públicamente a dicho alcalde, en el turno de ruegos y
preguntas del último Pleno celebrado en el referido ayuntamiento, “si las
palabras del secretario comarcal D. José Pinto eran verdad?. Contestando el
alcalde “que de ninguna de las maneras había dicho tal cosa, que él solo se
responsabilizaba de lo que decía solamente en persona, y no lo que dijeran los
demás”. Dejando por tanto, como vulgarmente se dice, con el “Culo al Aire”, al
presidente comarcal Sr Pinto. Que por otro lado, a la vista de cómo “responden
los políticos”, debería de dedicarse exclusivamente a lo suyo y no meterse en
camisa de once varas, donde no le llaman.
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