Juan Benito Rodríguez Manzanares. EPDA Los Jardines de Monforte con sus
12.000 m2, están situados en la Calle de Monforte, y son unos hermosos jardines
que tienen una bella historia, y para hacer un breve recorrido por la misma, nos
tenemos que remontar al siglo XIX, a un huerto que era propiedad de José Pedro
Vich (1819-1900), barón de Llaurí, que estaba situado extramuros de la ciudad. Tiempo
después, el 3 de agosto de 1849, el huerto es vendido a Juan Bautista Romero
Almenar (1807-1872), marqués de San Juan por 80.000 reales, el cual, además,
invirtió un gran capital en dotarlo de todo lo mejor que había en la época.
La exuberancia y ornato de este
jardín, competía en hermosura con el cercano «Hort del Santíssim o de les
freses» («Huerta del Santísimo o de las fresas») y el del Palacio de Ripalda,
ambos desaparecidos, conformando los tres la llamada «Volta del Rossinyol»
(«Vuelta del Ruiseñor»), la cual estaba llena de encanto.
El marqués de San Juan además, construyó
el palacete que ha llegado hasta nuestros días y que él utilizó como casa de
descanso. El palacete es de estilo academicista con planta rectangular, dos
pisos y terraza, con una pequeña linterna octogonal en el centro de la misma,
la cual le da una característica imagen.
El marqués de San Juan, encargó
el diseño del jardín propiamente dicho al arquitecto valenciano Sebastián
Monleón Estellés (1815-1878), inaugurando su nueva configuración en 1859.
El marqués de San Juan estaba
casado con Mariana Conchés Benet (¿?-1877), pero la pareja no dejó
descendencia, pues el único hijo que sobrevivió a la infancia murió a los
veinte años. Así pues, el jardín pasó en herencia a una sobrina de su esposa, Josefa
Sancho Conchés y esta estaba casada con Joaquín Monforte Parrés, del cual toma
su nombre actual este precioso jardín.
Actualmente podríamos decir que los
Jardines de Monforte están divididos en tres partes: el palacete; dos pequeños
jardines de ámbito intimista que están a ambos lados del palacete y el jardín
propiamente dicho, el cual también podríamos decir que está dividido en dos
partes bien diferenciadas, la parte geométrica y la parte romántica, aunque el
paso de una a otra parte se hace de una forma tan gradual que llega a ser casi
imperceptible.
La parte geométrica se
caracteriza por tener pasillos rectos y setos recortados en las más diversas
formas, y de la parte romántica podríamos destacar su trazado curvilíneo y una
montañita artificial cubierta por completo de vegetación baja. En el jardín
también encontramos un umbráculo ensoñador y enamoradizo con bancos durante todo
su trazado que anima a sentarse en ellos y disfrutar de la paz y tranquilidad
que se respira en ese jardín, a pesar de estar junto a una de las zonas de
Valencia con más tráfico.
Los Jardines de Monforte, en los
que encontraremos treinta y tres estatuas, bastantes fuentes y varios
estanques, en 1941 fue declarado: «Jardín Artístico Nacional», y un año más
tarde fueron restaurados por el pintor y jardinero Javier de Winthuysen Losada
(1874-1956).
El jardín con su palacete, fue
adquirido en 1971 por el Ayuntamiento de Valencia, siendo administrado en la
actualidad por la Fundación Pública Municipal de Parques y Jardines Singulares,
y actualmente el palacete se utiliza para realizar bodas civiles.
Para entrar a los Jardines de
Monforte, una de las entradas más conocidas es la llamada «Escalera de los
leones», la cual consta de cuatro peldaños que dan acceso a una puerta de
hierro forjado que está flanqueada por dos leones tallados en mármol blanco,
los cuales tienen una altura aproximada de unos 0,9 metros de alto por unos 1,40
metros de largo y ambos chafan un orbe con una de sus patas delanteras, uno con
su pata derecha y el otro con su pata izquierda. Estos dos leones fueron obra
del escultor José Bellver y Collazos (1824-1869), y los mismos tienen un enorme
parecido con los «Leones de los Medici», llamados «León de Fancelli» el que
chafa el orbe con su pata derecha y «León de Vacca» el que chafa el orbe con su
pata izquierda, los leones fueron situados en la Villa de los Medici en Roma en
1598, mas, desde 1789 están en Florencia en la Logia dei Lanzi.
Ambas parejas de leones están de
pie y tienen una cara no muy agresiva, más bien tienen una cara algo aniñada
con ojos redondeados y, por lo tanto, más que infundir miedo, infunden cierta
simpatía hacia ellos.
Pero la historia de los citados
leones de los Jardines de Monforte tienen una historia rocambolesca que nos
lleva a Madrid, más concretamente a la escalera de acceso al edificio del
Congreso de los Diputados, la cual en un principio estaba flanqueada por sendas
farolas, pero esta configuración no llegó a gustar a las personalidades del
momento, así que decidieron sustituir las farolas por un par de leones que,
parece ser que era más representativo de lo que debían custodiar en el interior
del edificio. Mas, a la hora de mandarlos tallar, por abaratar costes
encargaron a Ponciano Ponzano y Gascón (1813-1877) un par de leones que realizó
en yeso que fue pintado en negro para que diera la impresión de que estaban
realizados en bronce, pero al poco tiempo de estar situados junto a la escalera
del Congreso de los Diputados, ambos leones estaban en muy mal estado.
Estos leones estaban sentados
sobre sus cuartos traseros, tenían un rostro agresivo y como los leones de los
Medici o los de José Bellver, también chafaban con sus patas un orbe. Cuando
quitaron estos leones para ser sustituidos por la siguiente pareja de leones,
estos fueron llevados a la Real Fábrica de Artillería de Sevilla, donde aún se
conservan en la actualidad.
La siguiente pareja de leones
que estuvo custodiando la escalera de la puerta del Congreso de los Diputados
en Madrid, fue la que tallara en mármol José Bellver, pero estos no les
gustaron a la gente de la época, pues los encontraban muy pequeños y fueron
comparados con perros enclenques, así que fueron quitados de su emplazamiento y
relegados a un almacén donde hubieran dormido el sueño de los justos por toda
la eternidad, si no hubiera sido por la intervención de Sebastián Monleón
Estellés, quien se encargó del primer diseño de los Jardines de Monforte, pues
este fue quien rescató los leones de José Bellver del olvido gris y triste de
un almacén para situarlos en la puerta del Jardín de Monforte. Si no hubiera
sido así, a día de hoy nadie sabría ya de la existencia de estos leones.
Tras quitar de la puerta del
Congreso de los Diputados los leones de José Bellver, volvieron a encargar a
Ponciano Ponzano la escultura de los nuevos leones, pero en esta ocasión los
fabricaron en bronce, tomando como muestra los leones que tallara en yeso, los
cuales tienen un semblante bastante agresivo y unas dimensiones de unos 2,10
metros de altura por 2,20 metros de largo. Para la fabricación de estos leones
se fundieron dos cañones arrebatados a las tropas marroquíes por el general
Leopoldo O'Donnell y Jorís (1809-1867), en la batalla de War-Ras, acaecida en
1860 en el transcurso de la primera Guerra de África, la cual concluyó con la victoria
de España. Los leones que actualmente custodian la escalera de la puerta del
Congreso y de los Diputados, tienen nombre propio, llamándose «Daoiz» y «Velarde»
en honor a dos héroes de la Guerra de la Independencia.
Para los amantes de los
jardines, de la paz, del sosiego y de solazarse tranquilamente con un buen
libro o pasear acurrucado con la pareja amada, los caminos de este
impresionante jardín mientras escuchas el trinar de pájaros y el burbujeante
caer del agua de las fuentes sobre sus estanques, es una parada inevitable que,
a buen seguro se convertirá en una grata costumbre.
Valencia (España), es sinónimo
de bellos jardines en los que soñar despierto.
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