Felipe VI, seguido de Ximo Puig, Pedro Duque y Joan Ribó. VC Para empezar, no acabamos de ponernos
de acuerdo en cómo llamar a estos premios, que inicialmente -como no
se cansaba de reivindicar su creador, Santiago Grisolía, hoy
largamente apluadido- eran oficialmente “Premios Jaime I”. Hoy,
con Grisolía presente pero sin discurso, el único en usar la forma
castellana ha sido el empresario Vicente Boluda, presidente de la
Fundación que los convoca. Pura Muñoz, premiada que habló en
representación de los premiados, prefirió jugar a dos barajas
llamándoles “Premios Jaime I-Jaume I”. Ximo Puig al principio
dijo (una sóla vez) “Jaime I”, y luego ya “Jaume I”. Sólo
Joan Ribó y Felipe VI los citaron siempre con la fórmula
valenciana.
La lengua
Hablando de valenciano: Su Majestad
empleó nuestra lengua en tres líneas justas de su discurso, con
corrección y sin fonética catalana salvo en la erre final de
“caràcter” y en “distingix” (no “distengeix”) que sin
embargo arrastró algo en la 'g' a la manera del norte. Un 'aquest' y
un 'aquesta', que como arcaísmos son de lo más aceptado que hay en
valenciano, y por lo demás, muy correcto el rey en esas tres líneas.
Eso sí, antes a “València” la pronunció en valenciano, y el
gentilicio de “Generalitat Valenciana” en castellano.
Ximo Puig alternó las dos lenguas
oficiales, aunque habló más en castellano, se supone que en
deferencia al monarca, y Joan Ribó prescindió de etiquetas (era de
hecho el único hombre sin corbata en lugares de preeminencia en el
acto de la Lonja) y sólo usó el valenciano, además con formas
valencianas como “protegix” y “hui” en vez de sus habituales
“protegeix” y “avui”.
Las mujeres
Otra cuestión ineludible, la de la
visibilidad de las mujeres y la conmemoración del Día Mundial de la
Eliminación de la Violencia contra las Mujeres. Vicente Boluda
encajó en la parte inicial de su discurso un párrafo imprevisto
condenando la violencia de género, y Ximo Puig aludió a esta lacra
al final de sus palabras. Joan Ribó destacó con unas líneas
específicas a las dos mujeres premiadas, y Pura Muñoz dio las
“gracias por dar visibilidad a las mujeres a través de este
Premio”. Este año hay cuatro varones y dos mujeres galardonados.
La reivindicación de la ciencia
El rey, en la parte inicial de su
discurso recordó a la investigadora Margarita Salas, recientemente
fallecida, aunque previamente la propia Muñoz le había pisado
parcialmente la semblanza citando directamente unas palabras de
Salas, “La ciencia española hace milagros con poca financiación”,
para apostillar fuera de guión que ya “no queremos más milagros”.
“La inversión del Estado ha menguado enormemente en los últimos
diez años”, reforzaba la queja. Sin embargo poco después el rey
dijo que “cuando miramos atrás, observamos la mejora” (se supone
que mucho más atrás) en materia de ciencia, tecnología y empresa.
Somos los décimos en producción científica y lideramos
“internacionalmente numerosos campos” mediante figuras
individuales, instituciones y empresas, aunque “no estamos ni mucho
menos donde debemos estar”.
En esto último estaban todos de
acuerdo. Pero no de la misma manera. El más contundente, como de
costumbre, Boluda: “cada año pedimos lo mismo, y lamentablemente
tenemos la impresión de que queda en saco roto: un gran pacto de
Estado por la ciencia, la investigación y el emprendimiento”. El
empresario valenciano llegó a decir seis veces seguidas de seis
cosas distintas que “no da votos”. A saber: la investigación
económica, las matemáticas puras, la investigación médica, las
nuevas tecnologías, la investigación sobre medio ambiente, y el
emprendimiento. Y aludió a los “responsables públicos” para que
“aunque no dé votos, se pueden priorizar políticas públicas que
centren el proyecto que como país queremos en el medio y el largo
plazo”.
Tampoco se cortó mucho Muñoz, que
señaló directamente a las máximas autoridades políticas presentes
al decir “señor ministro (Duque), señor presidente (Puig), hace
falta una política científica valiente a largo plazo”, para
añadir que “una sociedad científicamente más consciente es más
libre, más igualitaria, menos manipulable especialmente en un tiempo
tan cargado de post-verdades (de “fake news”)”.
Puig recogió la última parte de ese
último guante -al menos de manera teórica- enfrentando “a la
incultura, a la post-verdad y al fanatismo, la ciencia”. En
positivo, el rey abogó por un “ajuste en reorientación de los
esfuerzos y no solo en aumentar los recursos empleados”, y Puig,
que llamó a los Jaume I “los Premios Nobel Valencianos”, apostó
de nuevo verbalmente por “la ciencia, la tecnología, y el
emprendedurismo” poniendo en valor la nueva Conselleria de
Innovación.
La política española
Y para postre, la política. Porque no
faltaron las alusiones a la situación del país. Puig dijo que para
mejorar en I+D+i “necesitamos la estabilidad”. Y no pudo evitar
citar a Raimon, con un “diguem no” a “volver a hablar de muros
y resucitar fracturas ideológicas y emocionales”. Muñoz dijo del
futuro que “esperemos sea de paz, concordia (este palabra no estaba
en la versión escrita del discurso), progreso y mayor bienestar”.
Boluda expresó que “se debe trabajar
por el fortalecimiento de las instituciones y se impone huir de la
crispación que lamentablemente se ha instalado en la vida política
y que tanto lastra nuestro avance”. Y añadió respecto del papel
que viene jugando el rey en la presente coyuntura que “queremos
reconocerle la magnífica labor que, como Jefe del Estado, desarrolla
por la estabilidad institucional y por la concordia entre todos los
españoles”.
Las guindas (no se las pierdan)
Ha habido dos guindas muy llamativas:
Muñoz, que en su versión escrita del discurso que pronunció había
escrito “Majestad(es)” se supone que por si venía también la
reina, concluyó con los conocidos versos del Veles e Vents de Ausias
March para rematarlos, ya de su cosecha, con “Que el viento de
Levante nos ayude a todos a llegar a buen puerto”. Levante.
Aunque, para nota, la frase final del
alcalde: “estos guardons, lligats a la ciutat de València, formen
part d'este compromís”. Compromís. Insuperable. Bueno, si acaso,
junto con el hecho de que el ministro de jornada para acompañar al
rey, por científico y por valenciano, fuera además Pedro “Duque”.
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