Robert Raga, alcalde de Riba-roja de Túria. /EPDA Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) han pasado a formar parte del menú diario de nuestra sociedad con los que las administraciones públicas nos comprometemos a configurar un mundo más justo, sostenible y solidario. Surgidos como embrión incipiente en el año 2015, bajo el abrigo y la protección de las Naciones Unidas, constituyen la fórmula más plausible en nuestro camino por alcanzar un mundo basado en los principios de equidad y justicia social y, por supuesto, de respeto hacia nuestro entorno natural.
En el caso del Ayuntamiento de Riba-roja de Túria, fue en agosto de 2020 cuando el pleno municipal aprobó la adhesión a la Red de Entidades Locales para llevar a cabo los ODS incluidos en la conocida Agenda 2030, con la que nos obligamos a aplicar los 17 objetivos en el día a día de la administración local. Por ello, en cada uno de los contratos que elaboramos, aprobamos y licitamos incluimos los correspondientes ODS con los que nos aseguramos una serie de condiciones que las empresas adjudicatarias deben cumplir en todos sus extremos.
Algunos preceptos como la igualdad de género, una educación de calidad, consumo responsable, ciudades sostenibles, seguridad y protección de la salud en el trabajo, pago de salarios justos y equitativos o convenios colectivos vigentes en las empresas configuran las condiciones bajo las cuales trabajamos desde hace tiempo. En definitiva, son el trayecto más eficaz y, también, más eficiente para acercarnos a esa realidad que durante tantos años las administraciones han funcionado sin tenerlas en cuenta. Sólo así podremos conseguir esos objetivos que nos hemos marcado como hoja de ruta hacia la Agenda 2030 con la que el mundo podrá llegar a ser mejor.
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