Es humillante y vergonzoso
el ataque de la policía macedonia contra los refugiados de
Idomeni y lo que es peor la complicidad de
sus Estados miembros de la UE -entre ellos
el español- que no han exigido a Macedonia que
respete los derechos humanos y la legalidad internacional.
Europa tiene una obligación, que es la de dar protección a las más
de 50.000 personas migrantes y refugiados que hoy se encuentran en
Grecia y eso toca hoy, aquí y ahora.
Toda la sociedad debemos condenar
enérgicamente la violenta actuación de la policía de Macedonia
utilizando gases lacrimógenos y pelotas de goma en los incidentes
del pasado domingo en el campamento de Idomeni, en Grecia.
El personal médico voluntario que está en el campo de refugiados
tuvo que atender a más de 300 personas, que habían recibido golpes
y tenían problemas respiratorios como consecuencia del lanzamiento
de gases lacrimógenos. Muchos de ellos eran mujeres embarazadas y
niños.
La tensión que se vive en el campamento está relacionada
principalmente con las deplorables condiciones de vida a la que están
sometidas estas personas, y es muy difícil que así puedan aguantar
mucho tiempo. A ello hay que unir la falta de información por parte
de las autoridades griegas. Estas personas, no saben a dónde irán
ni qué pasará con ellas, por lo que su frustración es constante.
Actuaciones como esta no tienen cabida en la Unión Europea, y
menos con un país que aspira a ser miembro de la Unión. Pero hay
que reconocer que es la propia UE, con su acuerdo de devolución de
los refugiados, quien está provocando que se produzcan incidentes
como este. Personas que vienen huyendo de la guerra son tratadas de
forma inhumana, y lejos de encontrar asilo se encuentran en campos
indignos en los que se les humilla y golpea.
Hay que exigir el respeto de los
derechos humanos y la legalidad internacional y que a estas personas
se les deje de negar tanto el presente como el futuro. La Unión
Europea tiene que decidir si está del lado de las personas y de los
derechos humanos o si se salta de forma vergonzante el Derecho
internacional. Por ello, la responsabilidad de lo acaecido el día 10
de abril no es solo de la policía macedonia, ni del gobierno griego.
Es una responsabilidad colectiva de la Comisión Europea y de los
Gobiernos que han apoyado el vergonzoso, ilegal e inmoral acuerdo con
Turquía de devolución de personas de la que
debemos exigir su derogación; y
además abrir las fronteras con pasaje
seguro para ellas.
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