Más allá de las postales del Muelle Uno, la calle Larios o la
playa de la Malagueta, Málaga esconde joyas que todavía no se han
visto invadidas por los hashtags. Si creías que lo habías visto
todo, prepárate para descubrir la ciudad desde sus rincones más
secretos y auténticos.
Málaga ha ganado protagonismo turístico en los últimos años, y no
es para menos: sol, gastronomía, cultura y mar. Pero a medida que
crece este interés por la ciudad, también se saturan los lugares
más típicos. En este artículo te invitamos a alejarte de las
multitudes y explorar algunos lugares únicos, cargados de encanto,
que quizás aún no has visto en tu feed de Instagram.
El Peñón del Cuervo, una cala secreta bajo la ciudad
Comenzamos junto al mar, pero lejos del bullicio. Entre las playas
del Palo y la Araña se esconde un rincón que parece resistirse al
turismo de masas: el Peñón del Cuervo. Esta pequeña cala,
custodiada por una formación rocosa que le da nombre, es uno de los
secretos mejor guardados del litoral malagueño.
Aquí no encontrarás tumbonas ni chiringuitos, pero sí una
atmósfera tranquila, perfecta para un baño al atardecer o un picnic
mirando al Mediterráneo. Los malagueños lo saben y lo cuidan: es
habitual ver grupos locales celebrando barbacoas en las zonas
habilitadas o disfrutando de la música con vistas al mar. Si quieres
conocer este rincón tan especial y no sabes cómo llegar hasta él,
puedes alquilar
un barco en Málaga y disfrutar de la experiencia
completa. Porque si quieres una foto diferente —más natural, más
salvaje—, éste es tu sitio.
Jardín Botánico La
Concepción: un paraíso tropical escondido
A tan solo unos minutos del centro, Málaga guarda un pulmón verde
que parece sacado de otra latitud: el Jardín Botánico-Histórico
La Concepción. Este jardín, que se fundó en el siglo XIX, es
un paseo entre palmeras, nenúfares, bambúes y cascadas que pocos
viajeros llegan a conocer.
Desde sus miradores se puede ver la ciudad y el mar en la distancia,
enmarcados por una exuberante vegetación. Es uno de esos lugares que
permiten bajar el ritmo, desconectar del calor urbano y sorprenderse
con un rincón lleno de belleza y paz. Además, sus senderos y
escalinatas ofrecen composiciones fotográficas únicas que aún no
han sido sobreexplotadas en redes.
Calle San Agustín y el arte de perderse
A veces, para descubrir lo inesperado, basta con salirse de la ruta
habitual. La calle San Agustín, que conecta con el Museo
Picasso, es mucho más que una vía de paso: es un corredor de
historia, arte y silencios urbanos. A diferencia de la bulliciosa
calle Larios, aquí el turismo se diluye y deja espacio para la
contemplación.
Verás fachadas con encanto, patios escondidos y pequeñas galerías
de arte que te esperan si levantas la vista y te atreves a desviarte.
En esta calle también puedes encontrar cafeterías con alma y
tiendas de autor que aún no han sido etiquetadas en las stories
de la red social.
La Playa de El Cañuelo, el paraíso virgen en la costa oriental
Y si estás dispuesto a moverte un poco, hay un rincón marino que te
dejará sin palabras: la playa de El Cañuelo, situada en el
paraje natural de los Acantilados de Maro-Cerro Gordo, a unos 50
minutos de Málaga capital. Solo se puede acceder a pie o con un
minibús ecológico, lo que ya filtra a los visitantes más curiosos.
El agua es cristalina, ideal para el snorkel, y el entorno natural es
puro Mediterráneo en estado salvaje. No hay redes sociales que hagan
justicia a lo que se siente al nadar rodeado de acantilados y peces
de colores. Si buscas una experiencia marina distinta y
fotográficamente espectacular, este es tu lugar.
La Málaga que no necesita filtros
Estos rincones son solo una pequeña muestra de todo lo que Málaga
guarda fuera del radar. No es que estén ocultos, es que aún no han
sido devorados por la hiperconexión turística. Y eso los hace más
valiosos.
Así que la próxima vez que vengas a Málaga, no te conformes con lo
de siempre. Atrévete a ir más allá del algoritmo y descubre una
ciudad que aún tiene secretos para quien se detiene a mirar.
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