Baltasar y Maruja. FOTO EPDA
España
sufrió un proceso de emigración muy acentuado especialmente durante la Guerra
Civil de 1936-39 y la posguerra. Entre quienes decidieron buscar un destino
mejor fue el matrimonio afincado en Port de Sagunt formado por Baltasar Sánchez
y María Rosa Sáez. Él llegó a Port de Sagunt para trabajar en Altos Hornos del
Mediterráneo proveniente de Almería y aquí conoció a la que sería su esposa,
María Rosa Sáez, natural del Port de Sagunt. ‘‘El tiempo de penuria en España
les animó a hacer las Américas y recalaron en Argentina, donde tuvieron un hijo
y una hija y éstos a su vez tuvieron descendencia’’. Quien lo explica es
precisamente uno de sus nietos, Marcelo Baltasar Sánchez, quien a los 36 años
ha visitado por primera vez ‘‘la tierra de mis abuelos, Puerto de Sagunto y
Valencia’’ durante las pasadas fiestas josefinas. ‘‘Me voy enamorado de la
tierra de mis abuelos’’, explica a El Periódico de Aquí emocionado.
María
Rosa y Baltasar se fueron de Port de Sagunt a principios de los años 50. Media
España pasaba hambre y miles de personas abandonaban el país en busca de un
futuro mejor. El destino preferido era Latinoamérica por aquello del idioma.
Baltasar y María Rosa eligieron Argentina y allí echaron raíces. ‘‘Sin embargo,
visitaron España muchas veces, la primera vez en 1974, donde estuvieron 3
meses, pero regresarían después en 1980, 1987, 1992, 1995 y 2002’’, rememora.
Ella
falleció hace 10 años y él en diciembre de 2016. ‘‘Siempre quise venir a España
a conocer la tierra de mis abuelos, que siempre la han llevado en el corazón.
Mi abuela nos hablaba de sus hermanos de Puerto de Sagunto. La mesa del comedor
está llena de fotografías de familiares de aquí. Él fue portero del Acero y,
claro, con todos los ‘cuentos’ que nos contó, he visitado el campo del
Fornás’’, relata Marcelo, quien recuerda otra anécdota, en este caso
gastronómica. ‘‘La gran reivindicación culinaria de mi abuela era la paella.
Siempre nos decía que no sabíamos hacer paella, que ‘eso’ que cocinábamos era
arroz. Y cuando íbamos a un restaurante se enojaba, porque decía que tampoco
sabían hacer paella. Hijos y nietos la teníamos que sacar del local’’, rememora
entre risas.
En su reciente viaje a Port
de Sagunt, Marcelo ha aprovechado para conocer Europa, pasando por París,
Venecia, Roma, Rávena, Napoles, Pompeya, Florencia, Pisa, Avignon, Montecarlo,
Niza, Barcelona, Madrid y San Sebastián. ‘‘Pero me quedo con Valencia y Puerto
de Sagunto por todo lo que supone para nuestra familia reencotrarme con las
raíces de mis abuelos. Volveré’’, concluye.
Marcelo, en su visita a Port de Sagunt. FOTO EPDA
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