El cambio de hábitos en la pandemia ha originado un incremento de casos de trastornos de la conducta alimentaria /EPDA El
cambio de hábitos debido a la pandemia derivada por la covid ha
originado un incremento de
los casos de trastornos de la conducta alimentaria tanto en la
Comunidad Valenciana como en España, tal y como ha confirmado Arturo
Aleis, nutricionista del Hospital Vithas Valencia Consuelo.
Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) son
trastornos mentales que se caracterizan por el desarrollo de un comportamiento patológico respecto a la ingesta alimentaria y que conlleva una obsesión por el control del peso. Durante el confinamiento estricto, los TCA aumentaron en España un 264,4%
y en las primeras salidas tras el confinamiento se incrementaron un 826,3%[1].
Arturo Aleis ha alertado sobre los
problemas que pueden ocasionar estos trastornos “que son una de las
principales patologías relacionadas con la alimentación en la sociedad,
ya que pueden ser precursores para que quien los
padece, pueda sufrir complicaciones médicas multiorgánicas derivadas de
este”.
En la Comunidad Valenciana se estima
que más de 25.000 personas padecían algún tipo de trastorno de conducta
alimentaria en el año 2020, según los datos ofrecidos por la Generalitat
Valenciana. “La mayor franja de edad se concentra
entre los 15 y los 19 años, en las mujeres, y entre los 10 y los 14, en
los hombres”, ha señalado Aleis. En el caso de España, más de 400.000
personas[1]2
sufre algún trastorno de la conducta alimentaria y la etapa comprendida
entre la adolescencia y el inicio de la juventud la que más prevalencia
presenta.
Arturo Aleis ha resaltado que la
anorexia nerviosa de tipo restrictiva es el trastorno que provoca “más
ingresos hospitalarios. Las complicaciones médicas derivadas de la
anorexia nerviosa afectan a todos los órganos y sistemas,
provocan un estado de malnutrición y alteran la funcionalidad cognitiva
y emocional del individuo”. También destacan la bulimia nerviosa, el
trastorno por atracón, pica o el trastorno de rumiación.
El nutricionista ha recordado que los
TCA “se consideran enfermedades psiquiátricas con una gran variabilidad
en su presentación en gravedad y tienen una gran repercusión
nutricional. Esto condiciona diferentes planteamientos
terapéuticos lo que hace indispensable un enfoque multidisciplinar”.
Por este motivo, ha manifestado que es “muy importante concienciar sobre
este tipo de trastornos” y ha hecho hincapié en la “prevención y la
detección precoz”.
Cambio de estilos de vida
En este sentido, Javier Mota,
psicólogo del Hospital Vithas Valencia Consuelo, ha recordado que los
trastornos de la alimentación “pueden ser un síntoma de una estructura
de personalidad con dificultades, y pueden llegar a aparecer
desde épocas tan tempranas como la primera infancia”. El profesional
hace referencia a las “anorexias de oposición, que suelen tener una
mayor frecuencia” y que representan “la queja del niño sobre la calidad
de la relación que tiene con sus progenitores”.
Sin embargo, Mota ha señalado que es
en la adolescencia “donde más se evidencian estos problemas” y se dan el
mayor número de casos porque esta es “una etapa donde se van a producir
unos cambios físicos importantes, que es lo
que se conoce como la pubertad”. Por este motivo, ha comentado que la
prevención “estaría enfocada a la atención y entendimiento del
desarrollo emocional en la infancia, en primer lugar, por parte de los
padres y, en caso necesario, por profesionales”.
El psicólogo del Hospital Vithas
Valencia Consuelo ha reconocido que el cambio en los estilos de vida
provocado por la pandemia de covid “ha podido crear desequilibrios más
acusados en personalidades que pueden ser más vulnerables,
lo que puede derivar en la aparición de trastornos de la alimentación,
cómo forma inadecuada de afrontar la angustia”.
Por último, ha recordado que “hay que
consultar con los especialistas una vez se manifiestan estos problemas
para poder diagnosticar el funcionamiento emocional del paciente que ha
derivado en un trastorno y realizar un trabajo
que le permita reconstruir lo que está afectado”. “Estamos hablando de
sufrimiento psíquico que requiere que se le dé toda la atención
necesaria, porque de no hacerlo, va a tener consecuencias para el mismo
paciente y también para su entorno más próximo”,
ha finalizado.
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