Carlos Fernández Bielsa. EPDA La violencia machista es una violación de los Derechos Humanos y un obstáculo mayúsculo para la igualdad entre personas. Es fundamental abordar este problema y concierne a todas las personas, instituciones públicas y administraciones. Y considero urgente tomar medidas firmes y contundentes para prevenir, sensibilizar y erradicar la violencia. Es fundamental que todos y todas asumamos la responsabilidad de combatir la violencia contra las mujeres; y para ello tenemos que asignarle la importancia y el calificativo que le corresponde.
En Mislata, cada vez con más ahínco y trabajo, seguimos una hoja de ruta para vertebrar esta lucha social entre todos los agentes sociales, haciendo valer de la participación ciudadana, la suma de sensibilidades, voluntades y la acción de nuestros colectivos. Y en este sentido, nuestro Plan de Igualdad Municipal, avalado por segunda vez en un pleno municipal, pone énfasis en todas las herramientas de igualdad que deben prevalecer en nuestra sociedad para acabar con esta lacra social: la violencia machista.
Ante la violencia machista no cabe el negacionismo. Y hemos visto recientemente en otras instituciones, como en la Diputación de Valencia, cómo se asumen los criterios de la extrema derecha en cuanto al blanqueamiento de la violencia. La política no puede enfrentarse ante un asunto así; debemos trabajar conjuntamente por el bienestar social, por los avances que nos permiten decir basta a quienes abusan, acosan y matan a las mujeres. No por ser personas, sino por ser mujeres; anulando su libertad para ser quienes quieran ser.
Desde la formación, una educación de calidad y basada en nuevos pilares de igualdad social y de género, así como la participación ciudadana, es importante reflexionar, compartir experiencias y aprender juntos y juntas métodos para combatir la violencia. Es una prioridad que llevamos en las agendas municipales, alineadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Unión Europea, una entidad supraestatal cuya presidencia ahora ostenta España, y tenemos que seguir liderando iniciativas ejemplares en este sentido, especialmente en todo aquello que se refiere a la igualdad entre mujeres y hombres; la discriminación positiva allá donde sea necesaria para que una mujer sin opciones tenga garantizada su oportunidad para salir adelante.
El empoderamiento es el escudo más poderoso contra la violencia machista; y desde ayuntamientos como el de Mislata vamos a seguir apoyándolo, visibilizándolo y defendiéndolo. Ante la violencia machista no daremos ningún paso atrás.
Por último, pero no menos importante, debemos fomentar el diálogo y la colaboración entre colectivos de mujeres y el tejido social. La lucha contra la violencia machista no es solo responsabilidad de las mujeres, sino de toda la sociedad. Otra herramienta crucial es el empoderamiento de las mujeres. Debemos garantizar que todas las mujeres tengan acceso a oportunidades educativas, laborales y económicas, y que se sientan capaces de tomar decisiones sobre sus propias vidas.
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