Verónica Alarcón-García /EPDAIsrael. Palestina. Hamás. Ataques. Ataques con proyectiles. Combates armados. Tel Aviv. Franja de Gaza. Cuerpos sin cabeza. Rakhat. Sollozos. Destrucción. Altos del Golán. Kibutz. Shabát. Brigada Al-Qassam. 1948. Nakba. Secuestro. Violación. Sangre. Miedo. Violencia. Polvo. Piedras. Sed. Hambre. Cuerpos arrastrados. Mutilados. Dolor. Campo de refugiados. Frío. Huérfanos. Terrorismo. Guerra. Grasa de cerdo. Balas. 'Free Palestine'. Hezbollah. Muerte. Asesinato. Duelo. Disparos. Barbarie. Genocidio. Escombros. Hospital Al Shifa. Cuerpos apilados.
Banderas. Mezcla de colores. Estandartes. Manifestaciones. Ayuda internacional. Castigo internacional. Crítica internacional. Aleccionamiento internacional. Ley internacional. Adormecimiento internacional. Silencio internacional. Moral internacional. Solidaridad internacional. Lista de la compra. Subida de precios. Inflación. Llego tarde al trabajo. Rehenes. Monstruos. Animales humanos. Escoria. Hedor. Putrefacción. Fósforo blanco. Alfa, Beta. Fósforo rojo. Asfixia. Rescate. Cobertura mediática. Ucrania. Rusia. Lampedusa. Censura. Tergiversación. Mafia. Propaganda. Masacre. Gritos.
¿Existen en nuestro diccionario términos con más carga negativa? ¿Y en nuestro imaginario social, peores escenarios? Difícilmente. Y, sin embargo, a pesar de que está sucediendo, de que la pesadilla es real, no nos queda más remedio que seguir con nuestras vidas pensando que no hay nada que, como individuos, podamos hacer. Al fin y al cabo, no nos están aniquilando a nosotros.
Esta incómoda normalidad podría explicarse con la ley de McLurg que, en periodismo, nos ayuda a discernir entre los hechos noticiables basándonos en un principio de proximidad. Es decir, los sucesos disminuyen en importancia en proporción a su distancia de Londres, ciudad donde residía el editor británico al que debe su nombre. McLurg consideraba que una persona británica muerta equivale a 5 franceses, 20 egipcios, 500 indios y 1000 chinos muertos en términos de cobertura de noticias.
Siguiendo esta ecuación, ¿me ayudan ustedes a calcular el número de palestinos, israelitas, ucranianos, rusos o africanos que han de morir para que reaccionemos en estas coordenadas? Tal vez ya no dependa de las cifras sino del recrudecimiento de las imágenes que nos llegan sin filtros, sin contexto, sin anestesia. Y, aun así, el impacto real que tiene el exceso de (des)información en nuestro día sigue siendo mínimo. Sin duda, hay mucha tierra en medio.
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