El abogado Jaime Navarro. EPDA No seamos injustos, ni nos dejemos llevar así tan alocadamente por los más viles de los bulos. Ya he ordenado encarecidamente a Ana Pastor que verifique a poder ser todas y cada una de las noticias que supuestamente pululan por las hoy más que oscuras y saturadas redes. Aunque he de reconocer, que ni los hackers del mismísimo partido comunista chino, podrían llegar a controlar ni un escaso 10% de los océanos de mendacidades y degradación que hoy reptan a sus anchas por la Internet patria; oh paraíso de los bastardos haters...!
Pero aquí entre nosotros, en este fin de semana Santo de tan infausto 2020, que las cosas empiezan, como les diría yo, a ir tal vez demasiado lejos...tantos años de libertades, de esa defensa a ultranza de la tan cacareada libertad de prensa que hasta aquí hoy, hemos llegado. Tantos años repitiendo pues hasta la extenuación que la libertad de expresión era poco menos que una libertad intocable. Sagrada.
Como bien hemos corroborado por cierto recientemente, en los paradigmaticos casos del rapero Strawerry o del cómico Tomedo, que según incluso el Tribunal Constitucional no es castigable como delito el ensalzar o el befarse por escrito y cantando hasta su glorificación los asesinatos del terrorismo; como tampoco es punible por ahora cagarse en Dios y con la mierda sobrante después de esta primigenia deposición, volverte a giñar al fin y a la postre con los restos en la mismisima virginidad de la Santísima Virgen María.
Pero no nos desviemos de nuestra cuestión. Además todo lo cual no nos puede servir y no nos sirve de excusa alguna. Aunque todo esto señores/señoras, hemos de reconocerlo humildemente, se nos ha ido de las manos. Y tanto que se nos ha ido de las manos...
Como ya saben hace semanas que tuve desgraciada primicia de ello. Y rápidamente di cuenta del affaire y sus detalles a FERRERAS & PASTOR. Aunque a fecha de hoy todos sus intentos para arrojar algo de luz sobre este lúgubre episodio han resultado de todo punto infructuosos.
Ya me parecía cuando menos sorprendente y para empezar que se pusiera en duda el fallecimiento del doctor MENGELE, aquel médico nazi también llamado Angel de la Muerte de los campos de concentración, que en su día certificaron muerto las autoridades brasileñas. Creo recordar y si no corrijanme, que allá por el año de 1985. Sin embargo y como la pólvora se ha extendido este tremendo y ya imparable bulo. Que hoy aquí nos convoca.
Y que en resumen no es otro que en realidad el citado galeno nazi no ha muerto. Y lo que es más grave y chocante: todos los indicios que pululan por las redes llevan a sospechar a los internautas muy equivocadamente y nada menos que el tal Ángel exterminador podría ser en realidad nuestro inclito Jefe de Emergencias. Sí, como todos han adivinado: algunos dicen que podría ser el DR. SIMÓN.
Para aseverar tal locura los desalmados haters aducen que por eso desde el primer día le quitó toda importancia al covid19, y que por eso dijo que no habría más que como mucho un solitario infectado en toda España. Y tal vez por esto recomendó que los niños no deberían confinarse con los adultos porque ello, en su docta opinión, propagaría de seguro el neovirus.
Su reiterada negativa a prohibir o limitar aglomeraciones también y por muy sospechosa, es utilizada por estos intoxicadores profesionales como prueba irrefutable de su verdadera y oscura personalidad e intenciones; lo que a estos desalmados unido al curioso escepticismo del Dr. Simón frente al uso de las mascarillas, les sirve para en su plan seguir difundiendo y aún más y sin coto alguno todo este colosal disparate.
A la vista de todo lo cual y errados que han sido todos nuestros intentos de detener en las mismas redes tamaños bulos, fakes, locuras o mendacidades. Falladas pues que han sido todas las contraprogramaciones previstas de nuestros hackers y haters, ya sólo nos resta pues que doña Dolores Delgado, nuestra fiscala general del estado, tome cartas por fin en el asunto e inicie la persecución y pertinente empapelamie
Muerte es, presuntamente, en realidad nuestro amado SIMÓN, pues sólo basta mirarle a la cara para advertir y sin duda alguna que más que a ángel, el experto de don Pedro sólo podría aspirar a ser un bendito demonio.
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