La gatita Mini echa de menos a Mina. FOTO EPDASon muchos los amigos que siempre mantendrán en el recuerdo a Mina, la mujer de Puçol que falleció el pasado mes de septiembre víctima de malos tratos. Pero hay alguien especial que le espera cada día en los alrededores de su casa. Es Mini, su gata, que desde que su ama perdió la vida aguarda su vuelta en el jardín.
Mina adoptó a la gata hace dos años y, según cuentan los vecinos, le acompañaba a todos los sitios. Incluso iba con ella hasta su trabajo, a la peluquería donde Mina perdió su vida a manos de su marido.
Desde Alfinach
Tras su muerte, la mujer que le había dado en adopción a Mini, Cathy, se hizo cargo de la gata y se la llevó a una casa en la montaña de la urbanización de Alfinach, en el mismo municipio de Puçol, pero muy alejada del centro de este municipio de l’Horta Nord. Allí la encerraron en una jaula para que se acostumbrara a su nuevo hogar durante los primeros días, un método que utilizan los criadores con el fin de que el animal no se sienta extraño. Pero la sorpresa fue que Mini logró escapar y desplazarse más de cuatro kilómetros hasta la casa de su dueña.
Tras varios días de búsqueda por la montaña de la urbanización de Alfinach, a los nueve días llegaban las primeras noticias. “Estuvo nueve días desaparecida hasta que una vecina de Mina nos llamó para avisarnos de que la gata estaba en el bungalow de su propietaria”, explica Cathy a El Periódico de Aquí.
Caricias de sus vecinos
Desde entonces Mini campa a sus anchas por el jardín de la casa y busca las caricias de sus vecinos. “Seguro que echa de menos a su dueña”, afirman los vecinos de la zona. “Parece muy feliz porque ha vuelto a su casa, pero yo creo que espera la llegada de Mina”, señala otro vecino con el que ha hablado este periódico. Incluso le han dejado una ventana trasera del bungalow un poco abierta para que pueda estar más resguardada, y todos los días van a dejarle comida. “Ahora no nos la podemos llevar de aquí porque se moriría de tristeza”, destaca Cathy.
Los vecinos y los amigos de Mina sólo piden ahora respeto para su gata y que nadie le haga daño. “Ella la quería mucho y no le gustaría que a la gata le pasara algo”, comentan. Por ello, piden a los habitantes de la zona comprensión y que sepan que la gata no está abandonada. De hecho, un grupo de personas se encargan de darle la comida y de sacarla a pasear y hacerle compañía un rato todos los días. Y es que Mini busca ahora el cariño que ya no le puede dar su dueña. Un nuevo ejemplo de amor y fidelidad de los animales hacia sus dueños.
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