La consellera de Agricultura, Mireia Mollà, durante la entrevista con la Agencia EFE. EFE La dirigente de Compromís y consellera del Gobierno valenciano Mireia
Mollà cree que apelar a la fragmentación de la izquierda y abogar por la
unidad para concentrar el voto es "caer en la trampa del bipartidismo" y
se pregunta: "¿Cuál es el límite de ese discurso?".
En una
entrevista con la Agencia EFE, Mollà defiende la alianza de Compromís
con el partido de Íñigo Errejón en la plataforma Más País para las
elecciones generales del 10 de noviembre, una opción por la que ella
misma votó a favor en la consulta que hizo la formación, por
considerarla "un acierto".
"Creo que hay una situación de bloqueo
que no es responsabilidad de Compromís", afirma Mollà, quien recuerda
que la coalición ha trabajado "varias veces por intentar llegar a
consensos" y se ha ofrecido siempre a hacerlo, pero hay dos
protagonistas que no llegan a esos consensos.
No sabe si por
"imposibilidad" o por "irresponsabilidad", las culpas, dice, le dan
igual, "pero la situación objetiva es que no hay manera" de que se
alcance un acuerdo y eso, defiende, "hay que romperlo" desde "una fuerza
transversal, potente y amplia" que favorezca un gobierno progresista.
La
dirigente de Compromís rechaza que la alianza con Más Madrid vaya a
suponer una fragmentación de la izquierda, y ha recordado que esa
supuesta fragmentación permitió romper la hegemonía de la derecha en
2011 y "dio lugar al cambio político tras 20 años de gobierno del PP" en
la Comunitat Valenciana.
Además, se pregunta: "¿Dónde está el
límite a ese discurso?", "¿quién decide quién es el que fragmenta?",
"¿quién fragmenta antes?" y "¿quién hace de juez y parte?", para afirmar
que ese discurso es "caer en la trampa del bipartidismo puro y duro que
siempre ha recogido votos apelando al voto útil".
"Hay espacios
políticos plurales que funcionan, transforman y gobiernan, que vuelven a
presentarse en las elecciones con su identidad propia y vuelven a
revalidar la confianza de la gente y, por tanto, vuelven a cambiar las
cosas, a gobernar juntos y a entenderse", manifiesta.
Sobre si
esta decisión puede afectar al Consell -que comparten PSPV, Compromís y
Podem a través del llamado Botànic II-, cree que no y aboga por que las
tres formaciones sepan que ante el nuevo escenario electoral deben
"competir desde los afectos", tal y como le ha oído decir a la su
compañera de gobierno y partido, Mónica Oltra.
"Si es verdad que
no queremos que vuelva el bipartidismo, la pluralidad entonces existirá y
si esta existe debe poder existir el diálogo después de unas
elecciones, y para eso has tenido que hacer una competencia desde los
afectos, no desde la destrucción", señala.
Emergencia Climática
La futura ley valenciana de Cambio Climático primará a aquellas personas
o empresas que se impliquen en la lucha contra la llamada "emergencia
climática", aunque también contemplará sanciones para quienes no lo
hagan, pues una norma que no tiene herramientas de sanción es una "ley
muy coja".
Así lo asegura la consellera de Agricultura,
Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica, Mireia
Mollà, en una entrevista con la Agencia EFE, en la que advierte del
"peligro de creer que la carga de mitigación de los efectos del cambio
climático debe recaer en todos por igual".
"Hay quien está muy
interesado en que esto fracase porque tiene que implicarse activamente y
no le interesa, y trabajará en decir que si tú, como individuo, no
haces ciertas acciones en tu día a día, eres igual de responsables que
ellos, que dirigen empresas, industrias o 'lobbies' potentes
energéticos", destaca Mollà, quien cree que caer en "esa trampa" será
"desastroso".
Afirma que no es lo mismo las emisiones que pueda
hacer la ciudadanía a nivel particular que las que hacen industrias o
empresas, y por ello la carga de mitigación será "una de las cosas que
se tendrá muy en cuenta", tanto a nivel normativo como de aplicación de
medidas.
La nueva ley no verá la luz antes de año y medio, pero
el Consell "no estará mirando a otro lado" sino que irá poniendo en
práctica la Estrategia de Cambio Climático, que incluye compromisos
concretos como, por ejemplo, contar con una Administración eficiente en
2025, para poder "predicar con el ejemplo".
Según Mollà, la
Generalitat no deja de ser "una gran empresa" en cuanto al número de
trabajadores y su experiencia en la puesta en práctica de acciones
contra el cambio climático puede servir a la hora de aplicarlas después
en empresas privadas, para las que se cuenta con un horizonte hasta 2040
o 2050.
"Debemos asumir ya que les hemos recortado márgenes
vitales a nuestros hijos e hijas. Lo que hemos hecho hasta ahora les va a
repercutir", advierte la consellera, quien pide ver esta lucha como
"una oportunidad", no solo para salvar el planeta sino también para
crear nuevos modelos de economía y yacimientos de empleo.
Defiende
que la gestión de residuos debe poner el foco en "ser capaces de
generar menos residuos", y asegura que el sistema de devolución de
envases, cuyo debate cree que no se planteó bien en la pasada
legislatura, tendrá que aplicarse porque así lo marca Europa.
En
este sentido, apuesta por ir avanzado en su implantación "poco a poco y
con margen", para no tener que acabar haciéndolo una vez agotado el
margen dado por Europa y "de un día para otro".
En materia de
agricultura, ve necesario dar "un salto de calidad" en la defensa de los
intereses del sector, especialmente del cítrico, en Europa para no
quedar "nulos en el debate", y considera que el Gobierno central está
teniendo en este asunto "más errores que aciertos".
Alerta de que
la nueva PAC que se negocia en Europa amenaza con dejar fuera a la
agricultura valenciana al primar la concentración del sector en pocas
manos, y defiende la necesidad de hacer ver en la UE que el modelo
agrícola valenciano es "el más democratizado de todos".
También
lamenta el daño que producen a la agricultura valenciana los últimos
tratados de libre comercio firmados por la UE con terceros países, y
pide al Gobierno que esté "a la altura de las circunstancias" en unos
momentos "críticos" para el sector.
Mireia Mollà rechaza entrar
en guerras del agua con otras autonomías, defiende que los trasvases
actualmente vigentes en la Comunitat (Tajo-Segura y Júcar-Vinalopó) "son
irrenunciables" y aboga por hacer pedagogía para que fuera se entienda
el buen uso del agua que hacen los valencianos.
También aboga por
optimizar las infraestructuras hidráulicas, haciendo más eficiente
energéticamente el proceso de desalinización con el objetivo de reducir
al máximo el precio de la agua resultante, para que pueda ser asumible
para los agricultores.
Mollà ve con preocupación la nueva
convocatoria electoral, pues complica la toma de decisiones y la llegada
de recursos y dificulta diseñar el presupuesto autonómico de 2020.
Sin
embargo, apuesta por "intentar" elaborar unas cuentas autonómicas para
marcar visualmente los objetivos que se quieren cumplir y saber cuánto
dinero se necesita, y porque cree que podría ser una herramienta útil
para el futuro gobierno de España.
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