La psicóloga Noelia Monlleó. /EPDA
Poner límites y saber decir que no son
habilidades relacionadas con la asertividad, que es un estilo
comunicativo que se caracteriza por la capacidad para comunicarnos de
forma efectiva. Principalmente, consiste en decir lo que queremos
transmitir, creencias, opiniones, sentimientos de una manera firme y
respetuosa con los demás y con nosotros mismos. Según, Noelia
Monlleó, psicóloga del Centro Médico Vithas Castellón, “el
estilo asertivo no solo prospera la comunicación, sino que aumenta
la confianza en uno mismo, permite obtener el respeto de los demás y
mejorar las relaciones sociales; además, nos ayuda a obtener lo que
queremos conseguir entre otros beneficios”. Asimismo, la
especialista insiste en la importancia de enseñar a los más
pequeños esta habilidad “es determinante enseñar este estilo en
la infancia y que los niños crezcan aprendiendo estas habilidades ya
que cambiar el estilo comunicativo en la adolescencia o en la adultez
es más costoso”.
El
mal uso de las redes sociales es un peligro para el bienestar
emocional
En
cuanto a las redes sociales, la especialista comenta que “en muchas
ocasiones, las redes sociales no muestran la realidad de quiénes
somos o de cómo es nuestro día a día, sino que nos enseñan
imágenes y vídeos con unos estereotipos de belleza y estilos de
vida difíciles de alcanzar” e insiste en que “todo esto puede
generar un conflicto interno que acabe afectando al autoconcepto y a
la autoestima del niño o adolescente”.
Monlleó
asegura que “hay estudios que concluyen que los adolescentes que
pasan mucho tiempo usando las redes sociales tienden a presentar más
estrés, más sentimientos de soledad y mayor aislamiento social” y
añade que también se asocia a menores sentimientos de felicidad y
de satisfacción vital, de hecho, se ha demostrado que los menores de
13 años que
hacen un excesivo uso de redes sociales presentan un 27% más de
probabilidades de sufrir depresión (Twenge, 2017).
Por
este motivo, la psicóloga Noelia Monlleó, recomienda a los padres
más control en el tiempo de uso de las redes sociales y un mayor
control de los contenidos a los que se exponen los niños y
adolescentes. Además, añade que “el uso excesivo de las nuevas
tecnologías genera un estado de ansiedad en los menores, en muchas
ocasiones, por la necesidad de mirar el móvil. Todo ello genera un
aumento de la procrastinación, la cual consiste en posponer
actividades, y esta actitud a la larga lleva asociada sentimientos de
fracaso y baja autoestima en los menores”.
Gestión
emocional desde la infancia
Tal
y como indica la especialista, la implicación de los padres en la
educación de los hijos es clave para su desarrollo emocional y
afectivo “por desgracia todos tenemos que hacer frente a
situaciones complicadas a lo largo de nuestra vida y, en la mayoría
de los casos, no podemos hacer nada por evitarlas porque no depende
de nosotros que ocurran o no. Por lo tanto, un adecuado manejo de
las emociones en la infancia puede ayudar en la edad adulta a
sobrellevar mejor ciertas situaciones, a controlar el estrés en
momentos difíciles, a tomar decisiones complicadas… y esto sí que
puede evitar o disminuir ciertos sufrimientos asociados”. En este
sentido, añade que “es recomendable buscar ayuda externa tanto
para los más pequeños como para los padres porque, en muchas
ocasiones, es complicado gestionar tanto las situaciones como las
emociones que afloran”.
En
la terapia psicológica se emplean determinadas técnicas en función
del motivo de consulta y de la etapa evolutiva del paciente. “En el
caso de los más pequeños,
por
ejemplo, cobra especial importancia el empleo del juego como
herramienta de trabajo, porque nos permite observar la conducta e
indagar en pensamientos y emociones para poder trabajarlo
indirectamente. En el caso de los adolescentes se puede realizar
discusión cognitiva, emplear técnicas de gestión emocional y de
modificación de conducta, entrenar en habilidades sociales, en
solución de problemas, etc.” explica Monlleó.
Cuándo
llevar a nuestros hijos al psicólogo
Hay
diferentes señales de alarma que pueden aparecer en distintos
contextos o ante determinadas personas. En el caso académico, por
ejemplo, llamaría la atención un notable empeoramiento en el
rendimiento escolar, dificultades en la concentración, inquietud,
hiperactividad o un cambio en la relación con sus compañeros.
La
especialista asegura que “los padres han de tener en cuenta algunas
señales emocionales como ira, miedo, culpa, celos o tristeza
persistentes, cambios de humor frecuentes… así como también los
cambios conductuales tales como el aislamiento, las respuestas
agresivas verbales y/o físicas, rabietas, desobediencia, etc y en el
caso de tratarse de adolescentes, se pueden incluir las conductas
adictivas. Otras manifestaciones que hay que atender son alteraciones
en el sueño, cambios en la alimentación y somatizaciones como, por
ejemplo, dolores de cabeza, problemas gastrointestinales...etc.”.
Y,
por último, la psicóloga comenta que “otro de los motivos por los
que buscar ayuda psicológica es cuando acontecen cambios importantes
como la separación de los padres o la pérdida de algún familiar.
La
especialista considera imprescindible en la educación crear y
mantener rutinas desde edades tempranas e incluir el deporte dentro
de estas, así como establecer normas claras y respetarlas. Además,
añade que “es importante fomentar la independencia para que poco a
poco vayan ganando confianza consigo mismos, permitirles que se
equivoquen para que puedan hacer los aprendizajes correspondientes
siempre y cuando el error no suponga un peligro o un daño; decirles
que no cuando se considere aunque sepamos que eso va a suponer una
rabieta, ya que así, el niño aprenderá a gestionar la frustración
asociada; acompañarles en el desarrollo emocional observando y
hablando sobre sus emociones para que puedan reconocer desde pequeños
los diferentes tipos de emociones, cuándo surgen, porque… y
ayudarles en la gestión emocional y por último, cuidar los mensajes
que decimos a nuestros hijos como “tú eres fuerte”, “no te
pongas así”, “no llores” … ya que invalidan sus emociones”.
Sobre
Vithas
El
grupo
Vithas está
integrado por 20 hospitales y 37 centros médicos y asistenciales
distribuidos por 14 provincias. Los 12.600 profesionales que
conforman Vithas lo han convertido en uno de los líderes de la
sanidad española. Además, el grupo integra a la
Fundación
Vithas, Vithas
Red Diagnóstica y
la central de compras PlazaSalud.
Vithas,
respaldada por el grupo Goodgrower,
fundamenta su estrategia corporativa en la calidad asistencial
acreditada, la experiencia paciente, la investigación y la
innovación y el compromiso social y medioambiental.
Vithas.es
Goodgrower.com
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