La biotecnóloga valenciana de 29 años Pilar Baldominos (c), en una imagen facilitada a EFE en la que aparece junto a un equipo de trabajo.
La biotecnóloga Pilar Baldominos, que desarrolla en la Universidad de Harvard una innovadora técnica oncológica inspirada en el universo "Star Wars", cree que el binomio mujer-ciencia "siempre ha casado" pero con dificultades para cumplirlo y cuando sí se ha hecho "no siempre" se les ha reconocido.
Esta valenciana de 29 años asegura en una entrevista con EFE que se ha sentido "valorada" por la gente de su entorno y su familia nunca le ha puesto ninguna limitación y siempre le ha dicho que tenía que dedicarse a lo que le hiciera "feliz", aunque cuando estaba decidiendo qué carrera estudiar, gente de fuera de ese entorno le recomendó "de forma muy sutil" otras que tenían "un buen horario" cuando tuviera hijos.
"Estos comentarios no me han influido nunca pero te paras a pensar en si me habrían dicho lo mismo si fuese un hombre", añade Baldominos, que considera que la conciliación laboral y familiar "no es un problema si se aborda como una cuestión de las dos personas que deciden iniciar la familia".
También reconoce que "tradicionalmente" ha sido la mujer la que lleva la carga familiar y que "gran parte de la pérdida de científicas en la carrera investigadora es el paso a ser investigador posdoctoral, que normalmente coincide con cuando quieres empezar a formar una familia".
Interesada por la ciencia desde que era pequeña, relata que estudió Biotecnología porque era un grado "totalmente enfocado a la investigación" y aunque confiesa que no tiene un solo referente, afirma que sí hay "muchas personas" que le inspiran "pero no todas son científicas. Todas las personas con las que te cruzas tienen algo que aportar".
RATONES JEDI CONTRA LORES SITH (TUMOR)
Tras acabar en 2015 el Grado de Biotecnología en la Universitat Politècnica de València (UPV) y un Máster de Inmunología en la Universidad Autónoma de Barcelona (UB-UAB), contactó con la doctora Judith Agudo, que dirige un laboratorio en el Dana-Ferber Cancer Institute de la Universidad de Harvard, donde ha desarrollado los primeros "ratones Jedi" (acrónimo de Just eGFP Death Inducer), cuyos linfocitos T atacan a cualquier célula que tenga una proteína GFP verde fluorescente.
Allí comenzó en 2018 su doctorado y su trabajo se ha centrado en entender por qué hay pacientes que no responden a la inmunoterapia. Para ello ha desarrollado, junto la también investigadora española Olga Barreiro, PADMEsequ, una técnica de fotoconversión que, en combinación con los "ratones Jedi", permite saber qué pasa en un territorio concreto dentro de un tumor, lo que podría ser un primer paso para mejorar el tratamiento.
"Cuando llegué al laboratorio, los ratones Jedi ya tenían el nombre pero le viene al pelo porque los linfocitos son los auténticos caballeros de nuestro sistema inmune y cuanto más lo estudias, más ves las correlaciones -señala-. Tenemos hasta soldados clon que primero juegan a encontrar el tumor (los lores Sith, como Darth Vader) pero luego estos consiguen polarizarlos y que les defiendan".
Según afirma, "no tenemos en nuestra cabeza la imagen de un linfocito luchando contra una célula tumoral pero a un jedi y un Lord Sith sí que nos los podemos imaginar".
LA INVESTIGACIÓN EN ESPAÑA
Aunque considera que España tiene "muy buenos investigadores" y una "formación maravillosa" cree que "nos falta creérnoslo" y "reconocer nuestros propios méritos".
Pone como ejemplo que el Nobel de Ciencia de 2020 fue para la tecnología CRISPR, cuyo descubrimiento tiene las bases en España con el doctor Francis Mojica, "pero no le incluyeron en el Nobel como tampoco lo hicieron en el Príncipe de Asturias. Si no reconocemos su valor nosotros mismos, ¿cómo vamos a pedir que lo reconozcan los demás?".
También subraya que durante la pandemia surgieron en España propuestas de vacunas "muy interesantes" y que podrían haber superado a las que tenemos ahora pero "no podían competir con la impresionante inversión que se hizo en otros lugares. Si queremos jugar en las grandes ligas de ciencia debemos cuidar nuestros centros de investigación igual que cuidamos nuestros equipos de fútbol".
Tras señalar que la inversión en ciencia sigue siendo la mitad de lo que destinan otros países europeos, indica que hay acciones que se podrían hacer para ayudar y no suponen apenas coste económico, como que las convocatorias de proyectos sean siempre en las mismas fechas o que se resuelvan con mayor rapidez.
MOVILIDAD Y MUJER EN CIENCIA
A su juicio, la movilidad es "intrínseca a la ciencia y es normal que para recibir una formación en áreas que te interesan tengas que salir e ir al sitio donde se hace esa técnica en concreto o se estudia sobre ese ámbito en particular. Lo importante es que luego haya opciones para volver y que se devuelva ese conocimiento".
"Tienes que ir a otros sitios para aprender de otros y de la misma manera, otros vendrán a aprender de nosotros, pero a la larga creo que a todo el mundo le gusta volver a casa", afirma para añadir que tanto a ella como a su pareja les gustaría "volver a España en algún momento".
"Hay muchas más mujeres que hombres al principio de la carrera investigadora, el problema es que las vamos perdiendo por el camino", reconoce para añadir que se está haciendo un "gran trabajo" en la sociedad haciendo que las niñas y jóvenes se interesen por los grados de ciencias, pero matiza: "Tenemos que intentar evitar que las que entran y quieren hacerlo, se pierdan".
"Tienen que hacer lo que les haga feliz, que crean en ellas mismas y que pueden llegar a ser lo que se propongan", concluye.
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