Universidad de InviernoFue el pasado 20 de febrero, en la I Universidad de Invierno de Requena, cuando se celebró una luminosa mesa redonda sobre la mujer en la cultura del vino. Los datos y números bien traídos y clarificadores sobre la presencia de la mujer comarcana en la agricultura, la enología y el cooperativismo los aportó la diputada de igualdad Isabel García. En la mesa también había una comunicadora del vino (Albertina Torres), dos exitosas elaboradoras de sus propios caldos (Noemi Arroyo y Rosalía Molina) y una agricultora (Beatriz García). A base de historias de vida generaron un muy interesante foro aportando sus impresiones respecto a la carrera de obstáculos que eligieron por vocación: las reticencias paternas por empeñarse en desarrollar “trabajos de hombres”; la inicial soledad femenina ante un mundo mayoritariamente masculino; la dificultad de que admitan el mando femenino los hombres de campo; las exigencias de “ponerse guapas” en las ferias del vino como contraposición a la falta de requerimientos estéticos en los hombres; la dificultosa conciliación de tiempos o ese atávico sentimiento de culpa cuando el trabajo conlleva alejarse de casa y los niños uno o dos días. Todo un difícil trasiego, ya que de vino hablamos.
Pero eran relatos de mujeres triunfantes y ya empoderadas cuando antes no sabían que era eso del “empoderamiento•”. Mujeres que mandan, que adoptan decisiones arriesgadas en pro de unos vinos diferentes y que abren campos en mentes cerradas.
En la mesa redonda estuvieron las mencionadas, pero también pudo estar la activa y entusiasta venturreña Carmina Cárcel, secretaria de la DO; María Ángeles Novella que aúna su condición de viticultora y enóloga para ofrecernos vinos superiores con los nombres de sus abuelas; Ana Carlota Suria que habló el día siguiente como presidenta de la Ruta del Vino; Yolanda Hernández que divulga la cultura del vino desde diferentes oráculos y capacidades; Verónica Rodríguez impulsando la difusión de la bondad de los vinos de la DO; Chelo Mata y Susi Martínez arqueólogas del vino o la enóloga sanantonera Toñi Navarro con treinta años trabajando con pasión los graneles comarcanos y que fue la primera mujer en ser nombrada enóloga del año por la Asociación de Enólogos Valencianos. Y muchas más y entre éstas, todas aquellas que acuden diariamente al campo para podar, sarmentar, rayolar, esforgar, injertar, vendimiar y labrar (que haberlas haylas).
La mujer ha irrumpido en la agricultura y en el vino (aunque siempre lo estuvo) para quedarse. Las cifras describen unas tendencias de crecimiento sostenidas como agricultoras, cooperativistas, enólogas y bodegueras. Los techos de cristal van rompiéndose en añicos. Y estas mujeres de vino son muy necesarias en la comarca, pues son ellas las que fijan la población que bien mermada la tenemos.
Siguen la senda que abrió ya a fines del siglo XIX la requenense Luisa Cervera, mujer adelantada a su tiempo, librepensadora, laicista, republicana, masona y feminista, que propagó la libertad femenina en artículos y conferencias.
Bobal en femenino, pues, para este 8 de marzo.
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