José Antonio Sorzano. EPDA A decir de muchos psicólogos, psiquiatras, músico terapeutas, melómanos, en fin, de todos aquellos expertos relacionados con el pentagrama, la música seria una de las grandes vías para apaciguar el espíritu, y yo diría que hasta para ser mejores personas.
El pasado sábado tuve la gran suerte de ser invitado a un concierto ofrecido por la Unión Musical de la Pobla de Farnals, con ocasión de la celebración de la Festa de la Música 2012. Y digo suerte, porque lejos de encontrarme con un acto repleto de pompas, oropeles y parafernalias innecesarias, alejadas del autentico espíritu de la música, me encontré con un acto que, por su sencillez, cumplimentaba en justa medida la celebración del mismo.
Aunque el escenario rezumaba juventud por los cuatro costados, de igual manera, el mismo destilaba una disciplina, un talento y una sensibilidad de la que cualquier madre o padre se sentirían orgullosos y tranquilos, teniendo en cuenta los tiempos de violencia y "descarrío", que cada día discurren por las calles.
La emotiva entrega de instrumentos a una docena de niños educandos de no más de 5 0 6 años de edad, me hizo pensar muy mucho sobre el serio esfuerzo que deberían de hacer los poderes públicos, para aumentar económicamente al máximo las ofertas culturales y deportivas de nuestros jóvenes, en estos tiempos de crisis y mala leche, en vez de tanto folklore político y "mamandurrias" corporativas, de cara a las próximas elecciones, como si un ciudadano fuera únicamente un simple "voto con patas".
Cada día tengo más claro, que a la vez del pan, circo, fiesta taurina y cachondeos varios que, por supuesto, requiere la edad, a nuestros jóvenes habría que ofertarles igual y complementariamente una alternativa cultural de acorde con los usos y costumbres de nuestra tierra, como puede ser su educación musical.
Desconozco puntual y pormenorizadamente la política musical que siguen los poderes públicos en otros pueblos de nuestra comarca, pero sí que conozco la política que se sigue al respecto, en mi pueblo, la Pobla de Farnals. Y desde luego, conociendo las ayudas municipales recibidas por nuestra banda, aun no llego a explicarme como este manojo de jóvenes músicos, como autenticos héroes, han podido sobrevivir, a día de hoy, con los poco más de 30.000 euros al año, recibidos como subvención municipal anual. Ayuda municipal, que comparadas con la de otros municipios, por ejemplo la de Rafelbuñol, con más de 120.000 euros al año, acompañadas de un auditorio de lujo, se me antoja a mi no se corresponden ni con la categoría del municipio, ni con el nivel, esfuerzo y talento que emana a raudales en el seno de esta banda, desde su junta directiva al completo, pasando por el director, los jóvenes músicos. Incluyendo incluso, hasta el bueno de Emilio, portador del "pendón" identificativo de la misma.
Creo, que si en algo nos hemos venido identificando internacionalmente los valencianos, precisamente ha sido por ese virtuosismo musical inherente a nuestra cultura. Por lo tanto, todos deberíamos arrimar el hombro y echar como diría un clásico, "un cuarto a espadas" a favor de los jóvenes. En este caso, los músicos. Entre otras razones, porque son parte de nuestro futuro.
Si la sociedad está necesitada de mas humanistas para enseñarnos a ser mejores con nuestros semejantes, yo diría que estas enseñanzas condimentadas con una buena dosis de excelente música, seria la pócima perfecta para acabar con el egoísmo, mangancia y mala leche que, en estos momentos, inunda nuestras vidas. Ya se sabe, la música apacigua hasta las fieras.
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