Cría de mangabey en el Bioparc València. EPDAEn BIOPARC Valencia, en la zona que recrea las selvas de África ecuatorial, están de enhorabuena. Hace apenas unos días nacía una cría de mangabey de coronilla blanca (Cercocebus lunulatus), un
hecho de gran relevancia debido al grave peligro de extinción al que se
enfrenta esta especie. El parque valenciano alberga un grupo reproductor
formado el macho Vito, tres hembras adultas, Juanita, Torcuata y Hope y las dos
crías de ésta, Nasha, hembra de dos años y la recién nacida, de la que todavía
se desconoce el sexo. Este nacimiento forma parte del programa internacional
de conservación exsitu (EEP) en el que BIOPARC participa y parece
que el evocador nombre de la madre, Hope, representa esa “esperanza” para su
especie. La cría se encuentra en buen estado de salud y ya puede verse
con su familia en el recinto multiespecie que comparten con el grupo de gorilas
“solteros”.
Los mangabeys se encuentran actualmente catalogados
“en peligro” en la Lista Roja de la UICN (Unión Internacional para la
Conservación de la Naturaleza) con un muy preocupante descenso en sus
poblaciones, por lo que es primordial llamar la atención sobre esta situación y
actuar de forma global y coordinada. Las principales amenazas son la caza y la
pérdida de su hábitat provocada por la agricultura intensiva. En este sentido, la
Fundación BIOPARC colabora en la preservación insitu de
este poco conocido primate a través de la West African Primate Conservation Action (WAPCA) que lleva a cabo un destacado papel en Ghana
y Costa de Marfil.
Este primate de tamaño mediano y de pelaje de un color
marrón a gris con las partes interiores de sus miembros blancas, presenta un
acentuado dimorfismo sexual en el que los machos pueden pesar casi el
doble que las hembras. De comportamiento gregario y locomoción cuadrúpeda, son
diurnos y muy terrestres. Destacan sus potentes mandíbulas y grandes caninos,
que les permiten abrir frutos que otros primates no pueden aprovechar. Uno de
los aspectos más curiosos de estos animales es que utilizan el movimiento de
sus característicos párpados de color blanco, que parecen pintados, para
comunicarse y, además, emiten potentes vocalizaciones para
mantenerse en contacto e informar de posibles peligros e intrusos.
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