Carmina Llopis. / EPDALas restricciones que sufrimos a consecuencia de la pandemia sanitaria
y las previsiones negativas que nos auguran los noticiarios y las tertulias en
los medios de comunicación, nos hacen pensar en planes frustrados de Navidad. Seguramente
nos encontramos por las presentes fechas haciéndonos la gran pregunta: ¿Cómo
serán las próximas Navidades? A un mes de las fiestas navideñas oímos hablar de
cierres perimetrales, limitaciones en las reuniones sociales tanto públicas
como privadas, confinamientos preventivos, hospitales llenos, y pensamos que
inevitablemente muchas familias van a pasar las fiestas separadas, a kilómetros
de distancia en muchos casos, e incluso las campanadas de nochevieja nos harán
entrar el nuevo año con la plaza del Sol vacía y sin poderlo celebrar en una
gran fiesta con las amistades.
Como seres humanos, poseemos la virtud de la adaptación y el instinto
de supervivencia, no debemos caer en el negativismo, la tristeza o la desesperanza.
La situación sanitaria, pero también la social y económica, no es la deseada,
pero debemos aceptar la situación y adaptarnos a la realidad de lo que está
ocurriendo y, sobre todo, buscar opciones positivas para aprovecharla al máximo
los días y fiestas venideras.
La situación pandémica tiene la previsión de durar al menos algunos
meses más, ser consciente de ello, protegernos y tener responsabilidad social
nos hará afrontarlo con mayor seguridad. Debemos encontrar la forma de
disfrutar estas fechas y para conseguirlo es imprescindible evitar los
pensamientos tremendistas y tener presente en todo momento que la situación tendrá
un final.
En cuanto a los menores, niños y niñas, no debemos preocuparnos en
exceso si sus adultos de referencia están bien y no muestran excesiva
preocupación ni sentimientos descontrolados. Importa que se sientan seguros y
eso depende de los adultos que compartimos el día a día con ellos.Algo imprescindible
y muy útil es hablar ya con nuestros hijos sobre el tema sin rehuirlo. Es una
buena opción proponerles actividades, como hacer tarjetas y regalos, para
aquellos con los que no podremos juntarnos, y mientras decoramos la casa
conversar sobre la creatividad y animarlos a imaginar una Navidad diferente y a
la vez divertida.
Esta Navidad del coronavirus puede ser
positiva centrándonos en dos ejercicios personales tan valiosos como la
introspección y el aprendizaje. Aunque no podamos celebrar grandes
banquetes, cotillones ni cabalgatas multitudinarias no hay que renunciar a la
celebración, más intima y más auténticas.
Si el confinamiento de marzo nos sirvió para pasar más tiempo con los
hijos, estas fiestas son una nuevaoportunidad
para reforzar tales lazos familiares, redescubrir el espíritu navideño y
compartir los anhelos de paz, esperanza y cuidado del prójimo.Este
año más que regalos materiales la presencia en la distancia, la cercanía dentro
de las casas y el cumplimiento de las recomendaciones pueden ser el mejor
presente para las personas amadas evitando viajes y reuniones innecesarias.
Para los niños son fechas irrepetibles, mágicas, hagamos que lo sean para todos
los adultos también.
Aunque las calles carezcan de alegría y bullicio, que las casas sean
verdaderos hogares y el espíritu navideño los inunde: pensemos en que el coronavirus nos devuelva una Navidad
genuína.
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