Como siempre, la velada comenzó en el ayuntamiento, para después desplazarse la amplia comitiva por los distintos casales falleros, hasta bien entrada la madrugada. Foto: EPDA. Cuando falta poco más de
un mes para la noche de Sant Josep, la Junta Local Fallera convoca los dos
actos que marcan el inicio oficial del mes fallero por excelencia: por la
tarde, desde el balcón del ayuntamiento, las falleras mayores ―tanto infantiles
como adultas― se dirigen a la población para desear que todo vaya sobre ruedas.
Por la noche, son las albaes
quienes llevan la voz cantante… aunque a veces eso suponga que no todos los
secretos han ido sobre ruedas. En este caso el equipo estuvo formado por Juan
Sebastiá como versaor, Miret con la dolçaina, Josep Javier con el tabal y tres
cantaores: Concha, Toni Rojas y Fernando Ferrer.
Como es tradición, el
recorrido comenzó en un abarrotado ayuntamiento, con gente casi, casi
subiéndose por las paredes para poder ver algo. Allí asistimos a lo que fue la
tónica general de la noche: Juanito se había documentado exhaustivamente sobre
algunos detalles que muchos preferían mantener ocultos y con esa información
privilegiada confeccionaba sencillos pero efectivos pareados que Concha, Rojas
y Fernando iban desgranando a viva voz, para deleite de todos los asistentes…
bajo la sonrisa nerviosa de algún que otro protagonista.
Al finalizar, por aquello
de que había que aclarar la garganta ―o hacía frío, cada uno busca la
explicación que mejor le parece―, todos se dieron una vuelta por la mesa
montada para la ocasión, algo ligero, ya se sabe: mistela, pastelitos,
refrescos… lo normal para aguantar hasta bien entrada la madrugada.
La próxima cita conjunta
de las fallas es el próximo sábado, 23 de febrero, a las 6 de la tarde en La
Barraca, para inaugurar la exposición del ninot.
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