Con la reciente propuesta de la Conselleria de
Infraestructuras y Medio Ambiente de quemar el supuesto rechazo de las plantas
de tratamiento en las cementeras asistimos al enésimo episodio de una mala
gestión. El retraso en la construcción de las instalaciones de tratamiento
adecuadas ha causado graves trastornos a nuestro medio ambiente y molestias a
muchos valencianos; miles de toneladas de residuos han circulado por nuestra
geografía y más allá en busca de un sitio donde ser depositados, incumpliendo
el principio de tratar los residuos lo más cerca posible a donde se generan.
Todavía hoy varios planes zonales están pendientes del necesario consenso con
la población para construir la oportuna planta de tratamiento en la ubicación
adecuada.
La mala gestión del Consell se extiende también a
la antigüedad de las instalaciones, al bajo rendimiento de las plantas en la
recuperación de materiales y a la
sobresaturación. Han estado depositando en el vertedero el 70 % de los residuos
que tratan, incumpliendo la norma del Consell que fija en el 44 % el máximo de
rechazo a depositar en vertedero e incumpliendo igualmente la ley estatal de
Residuos, que fija un objetivo de reciclaje superior al 50%. Una baja recuperación
de materiales y un compost de poca o nula calidad son la consecuencia de los
bajos rendimientos de las plantas de tratamiento y la recogida selectiva de la
materia orgánica por parte de los municipios un elemento para la solución.
Recogida selectiva que estaba prevista para 2009 en la mayor parte de los
Planes Zonales. Nuevamente el Consell incumple su propia normativa y en lugar
de trabajar por un mejor reciclaje nos propone quemar (o valorizar como le
denominan) el rechazo de las plantas de tratamiento en las cementeras.
No se recuperan materiales útiles para la
actividad económica, no se fabrica un buen compost útil para la agricultura y
para la mejora de suelos pobres en materia orgánica, pero sí se aumentan las
tasas a los vecinos desde un 20% como mínimo hasta un 200 % o más. En lugar de
contribuir a la mejora de la actividad económica y el trabajo, se aumenta el
riesgo para la salud debido a las emisiones contaminantes asociadas a la
incineración. La Administración debe iniciar sin demora campañas informativas, formativas y de
sensibilización, que contribuyan a una reducción en la producción de residuos y
a una mejor separación de los mismos en origen. La incineración no solo aumenta
el riesgo de contaminación sino que funciona como un inhibidor de la
recuperación de materiales porque “si se pueden quemar para qué separar”.
Garantizar los objetivos de reducción en la
generación de residuos requiere un esfuerzo de consenso entre empresas y
entidades sociales, con medios para conocer y proponer actuaciones a la
administración. En este punto venimos denunciando el incumplimiento de la Ley
de residuos valenciana de 2000 por no constituir la Entidad de Residuos que,
según la propia Ley, dispondría de importante capacidad ejecutiva y sería el punto
de encuentro de las administraciones y los agentes sociales y económicos
La alternativa que propone el Consell es
inaceptable para las organizaciones
firmantes, que exigimos que la revisión en marcha del PIR tenga como
objetivos la reducción en el volumen de residuos producidos, la mejora del
reciclaje, con la instalación de contenedores específicos para la materia
orgánica, la mejora del rendimiento en la recuperación de materiales de las
actuales plantas de tratamiento de RSU y la reducción del rechazo, como mínimo
al 44 %. Una acción decidida y consensuada en estos términos hará innecesaria
la incineración.
Este manifiesto está abierto a la adhesión de
entidades sociales y políticas, que suscriban la preocupación por la situación
en la gestión de los residuos
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