Eduardo Ovejero
Este escrito, está motivado
por una pregunta que leí, y que iniciaba una reflexión como la expuesta en El
Crisol de esta quincena.
¿El Sistema Electoral
actual, alienta la corrupción?
Y yo, con un bagaje
extenso, tras 27 años de militancia en un Partido político, desde la frialdad y
el análisis, respondí: Es posible.
De ahí, es necesario que
tras 35 años de Democracia, reformemos el Sistema Electoral. Los españoles
debemos poder elegir a nuestros representantes, bajo unas siglas de Partido
Político, pero con un nuevo Sistema que permita combinar listas abiertas y
cerradas y suprimir la única utilización de listas bloqueadas.
En un principio de la
actual Democracia en España, se consideró, al no existir prácticamente
Partidos establecidos, el conceder a las primeras fuerzas políticas, el poder
necesario para que ellas en lugar de la ciudadanía, determinaran y nominaran a
sus representantes para las Instituciones.
Entonces allá por los
finales de los setenta, la situación era mala, tanto social como
económicamente, pero sabíamos lo que dejábamos atrás, y aunque tuviésemos miedo
a los problemas, pensábamos y acertamos que lo que viniese no iba a ser peor.
Confiábamos en que sería mejor todo en adelante. Tuvimos esperanza y lo
conseguimos.
Pero ahora es diferente. Ya
ha pasado el tiempo suficiente, se ha consolidado el Sistema y se debe devolver
a los ciudadanos, el poder, de elegir libremente a quienes les representen.
Creo que es el momento de
“romper” el monopolio político, ejercido por las burocracias internas de los
Partidos.
Habría que consensuar entre
todos los Grupos, un diferente y mejor Sistema Electoral mixto, para que los
españoles, por ejemplo, podamos decidir directamente a nuestro preferido, y a
la vez, también a un segundo en listas cerradas, propuesta por nuestra fuerza
afín.
Tenemos que recuperar el Derecho,
de ser nosotros mismos, y no sólo las cúpulas de los Partidos, quienes
elijamos a nuestros representantes. Tenemos derecho a equivocarnos.
De esta forma, el nuevo
Sistema, contaría con un comportamiento vinculado al atractivo y valía personal
por una parte, y la defensa igualmente necesaria del poder de las fuerzas
políticas, por otra.
Si no lo hacemos, si no
cambiamos, la corrupción puede acabar corroyendo todos los soportes democráticos.
Pues creen, los que ahora
protestan en plenitud de su Derecho y su razón, y yo también, que la
corrupción, tiene su posible causa en nuestro actual pero obsoleto Sistema
Electoral, el cual, fue necesario en un principio, para que todas las fuerzas
políticas incluidas las minoritarias, se vieran representadas, pero tras 35
años, y una vez consolidada la Democracia, se debe y es obligado, devolver el
poder político al Pueblo, a los Ciudadanos.
Podremos de esta forma,
criticar, y condenar socialmente al individuo en particular que se equivoque,
y no a todo el colectivo al que pertenezca, acabemos con “ el que todos los
políticos son iguales”, evitando el ahondar como últimamente en una
desafección muy peligrosa, hacia los que por convicción desean dedicarse al
servicio a los demás.
Bertolt Brecht dijo: “La crisis
se produce cuando lo viejo no acaba de morir y cuando lo nuevo no acaba de
nacer”.
Ayudemos entre todos con
consensos a alumbrar un nuevo Sistema Electoral, que regenerará los valores
sociales y democráticos.
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