Davinia Bono. Nuevos
gobiernos se ha instalado en los ayuntamientos para, supuestamente,
trabajar por y para las personas pero lejos de hacer cumplir tal
slogan de campaña se está produciendo precisamente lo contrario.
Reinas
magas, paripés para conciliar la vida laboral y familiar,
prohibición de conducir con coches diésel, poner a las madres a
limpiar colegios, hacer a los niños recoger colillas de las calles,
eliminación de tradiciones valencianas y de la ley que protegía
nuestras señas de identidad, ayudas de libros de texto que
desaparecen, enchufes varios sobre todo a familiares directos y, por
desgracia, nuevos casos de corrupción que, sin duda, avergüenzan a
cualquier persona honrada con dedicación a la política por vocación
y convicción y no por intereses particulares.
Muy
a mi pesar, en nuestro municipio, también podemos encontrar este
tipo de experimentos. Protocolos de acogida a refugiados con partidas
económicas asignadas que no se materializan, asesores y liberados
por triplicado que para lo único que sirven es para aumentar el
gasto que pagamos entre todos los vecinos, eliminación de
tradiciones centenarias, cierre de servicios y eliminación de
recursos para la juventud, aumento de subvenciones para asociaciones
afines a sus partidos políticos y recortes en otras entidades con
años de tradición y experiencia en nuestra ciudad o presupuestos
desorbitados y alejados de la realidad que suponen más impuestos y
restar competitividad a nuestras empresas, por no hablar del efecto
negativo para atraer a otras nuevas en pleno proceso de recuperación.
Y
si a todo esto añadimos gobernantes que no saben respetar ni la
institución ni a sus concejales electos nos encontramos con esa
“nueva política” que tanto está de moda.
Tenemos
un alcalde que no respeta las reglas del juego que dirige los plenos
como si de una dictadura se tratase y un concejal delegado que se
dedica a lanzar mensajes ofensivos en las redes sociales,
denunciables y totalmente fuera de lugar. Con esto me estoy
refiriendo a la última ocurrencia del Portavoz de IU, Guillermo
Sampedro, que en un alarde de superioridad se atrevía a utilizar su
condición de alcalde, según él en funciones, técnicamente
accidental, para, con tono burlesco, afirmar que durante dicha
condición había habido “cero monjas violadas, cero iglesias
quemadas y ceros convenios con Venezuela”. Una falta de respeto
total y absoluta que, de tratarse de otra persona o más
concretamente de alguien del Partido Popular, ya se habría pedido su
dimisión.
Sin
embargo, no contento con esto, poco después se atrevía a afirmar
que el “exalcalde Alfredo Castelló concedió 50.000 € a una ONG
que se dedicaba a desviar las ayudas de cooperación para comprar
apartamentos de lujo en Miami”. Desde el Partido Popular exigimos
una inmediata rectificación pública o, de lo contrario, quedará
demostrada la clase de gobernantes que tenemos en nuestra ciudad.
Creo
sinceramente que en política no todo vale y, como dijo Mariano Rajoy
en el debate cara a cara con Pedro Sánchez, “hasta aquí hemos
llegado”. No vamos a tolerar ninguna acusación de esta índole. A
pesar de las últimas noticias con respecto a la corrupción en la
provincia de valencia, no todos somos iguales y, a pesar de que se
empeñen en ensuciar el nombre del Partido Popular en nuestra ciudad,
no conseguirán hacernos agachar la cabeza y seguiremos defendiendo
nuestro honor y el de cientos de militantes y simpatizantes de
nuestro partido allá donde haga falta.
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