El secretario general de los socialistas valencianos, Ximo Puig, reparte unos dulces entre los periodistas que seguían la noche electoral en la sede del PSPV. EFE
Ni ambiente electoral ni cánticos ni banderas ni militantes, ni siquiera los cabezas de lista de las tres provincias; por no haber, en la sede socialista habilitada para el seguimiento de las elecciones del 10N, no había ni wifi aunque los periodistas, fotógrafos y cámaras sí han degustado un buen cáterin.
Los contados dirigentes que han aparecido durante el seguimiento han evidenciado los nervios contenidos de una noche, la enésima electoral, en la que el desánimo de los ciudadanos se ha hecho patente con su ausencia en la celebración de una victoria agridulce por el auge de la extrema derecha.
Al cierre de los colegios electorales, en la sede socialista para el seguimiento electoral, el mercado de Tapinería, en el barrio del Carmen, el ambiente era tan gélido como el clima, sin gente y con la confirmación de que no iba a haber ningún cabeza de candidatura. Por no haber, no había ni wifi.
Los ministros en funciones José Luis Ábalos (número 1 por Valencia) y Pedro Duque (1 por Alicante) hacían el seguimiento electoral desde Madrid y la cabeza de lista por Castellón, Susana Ros, desde su provincia.
Tan solo se había anunciado que el president de la Generalitat y secretario general de los socialistas valencianos, Ximo Puig, haría la valoración al final de la noche electoral, en cuanto lo hiciera el presidente en funciones y candidato del PSOE, Pedro Sánchez. Finalmente, se le ha adelantado.
En torno al escenario montado en la coqueta plaza para la ocasión no había un alma ni nada de movimiento, y por el contrario, el ajetreo se producía poco antes de las nueve de la noche en la sala habilitada para los medios cuando llegó el cáterin, que ha volado en apenas media hora.
En una rápida valoración tras los primeros sondeos que daban la victoria al PSOE pero con menos escaños, el secretario de Organización del PSPV-PSOE, José Muñoz, reconocía "nervios contenidos" y pedía "prudencia".
Valoraba que apenas había bajado la participación en la Comunitat porque "los valencianos se han tomado estas elecciones muy en serio, porque saben que lo que ocurra en el Gobierno es fundamental para el presente y el futuro de la Comunitat".
Y con el rápido avance del escrutinio, apenas ha cambiado nada, tan solo la llegada de otra remesa de comida y los cafés calientes para mitigar el fresco en una nueva noche electoral.
Pasado ya el 90 % del escrutinio, la secretaria general del PSPV-PSOE de la provincia de Valencia, Mercedes Caballero, agradecía el apoyo que ha dado el triunfo a los socialistas, resaltaba el "castigo" a los partidos que habían bloqueado el Gobierno y expresaba la "pena y el frío" por el auge de la extrema derecha.
Y sin público en la plaza y con un viento helado, se ha decidido que Puig hablara en el interior de la sede.
DISCURSO DE PUIG
El president de la Generalitat y secretario general del PSPV-PSOE, Ximo Puig, ha asegurado que el resultado de la victoria del PSOE en las elecciones de este domingo "no puede ser" de nuevo el bloqueo sino "buscar fórmulas" para que gobierne España el partido que las ha ganado.
Puig ha valorado así el resultado electoral y ha sostenido que el presidente en funciones y candidato del PSOE, Pedro Sánchez, debe "dirigir el nuevo movimiento para formar un gobierno progresista" y que es la única opción con una "mirada abierta e inclusiva" sin dejar a nadie fuera, como según ha dicho pretende la extrema derecha.
"La consecuencia de esta victoria no puede ser como en el pasado el bloque, debe ser buscar fórmulas para que quien ha ganado las elecciones gobierne España", ha defendido y ha agradecido a Sánchez el "esfuerzo para visualizar claramente qué es lo que necesitaba España en estos momentos".
Ha admitido que, pese a la "gran victoria", hay un "un punto amargo", "un agujero negro": el ascenso de la extrema derecha y ha añadido: "Todas las ideas tienen cabida en nuestro país menos aquellas que quieren atentar contra los principios fundamentales de una sociedad democrática avanzada".
Puig ha hecho hincapié en que la sociedad "no está dispuesta a dar un paso atrás y todos los gritos de esta noche por parte de los fanáticos, tiene una respuesta, la tendrá ahora y siempre de la primera fuerza política de los valencianos, el Partido Socialista".
"No vamos a dejar pasar ningún tipo de retorno al peor de los pasados de este país. Tienen derecho a expresarse pero no a intentar acabar con los derechos de los demás. No lo vamos a consentir", ha sentenciado.
Según ha defendido, en la Comunitat "la mayoría no quiere saber nada del grito del fascismo, del neofranquismo", y ha sostenido que trabajarán por "aislar las ideas que hacen retroceder esta sociedad".
"A partir de ahora vamos a ayudar a que se constituya un gobierno que entienda la singularidad de la Comunitat Valenciana, que entienda que necesitamos una nueva financiación, inversiones justas, que entienda la igualdad entre españoles y que solo podemos vivir desde la convivencia y el diálogo y huyendo del fanatismo", ha apostillado.
Y "frente al fanatismo y el sectarismo", en la Comunitat Valenciana y en España, "está el Partido Socialista" y ha valorado que "juntos hay que hacer frente a los que quieren socavar los cimientos de la democracia".
El líder de los socialista valencianos ha asegurado que les habría gustado "ir más allá" pero ha indicado que el resultado es "considerable" y el PSOE y Sánchez "son los únicos que significan una mirada abierta, inclusiva, sin intentan que nadie se quede fuera de juego como pretende las derechas que lamentablemente, en España, están lideradas por la extrema derecha".
"Si Pedro Sánchez gobierna España, habrá un gobierno cómplice con la Comunitat Valenciana, no un gobierno que mire exclusivamente a la Comunitat pero que sí reconocerá la singularidad y la igualdad con el resto de los españoles", ha añadido.
Ha valorado el "comportamiento profundamente democrático" de los ciudadanos de la Comunitat Valenciana, una de las que más participación ha tenido, y ha incidido eso supone "un gran depósito de confianza y a la vez de responsabilidad".
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