Giovanna en el centro junto al resto de voluntarias de ASIA. //EPDAEl Periódico de Aquí se ha citado con Giovanna Pertot, una italiana de 32 años y que lleva 8 años viviendo en Llíria, para que nos hable de la protectora de animales que montó en su día para cuidar y proteger a todos los animales de la comarca, llamada ASIA y que son las siglas de Asociación sobre igualdad animal. Acude puntual a su cita en una cafetería de la capital de Camp de Túria y ha pedido que sea a una hora temprana porque tiene que marcharse a Valencia por motivos laborales.
Giovanna comienza a relatar cuáles son los inicios de la protectora. Se le nota algo cansada porque, como bien asegura, “nos encontramos con mil y una trabas para mantener la asociación en marcha”. Actualmente, ASIA cuenta con cuatro personas en activo y otras 10 voluntarias cuyo único motor es su amor por los animales. Estas 14 personas acuden casi a diario a trabajar en el refugio y que lo tienen situado en el término de Casinos. Afirma con cierta sorna que los vecinos que tiene en los terrenos donde tienen las instalaciones de la protectora les miran “como bichos raros, pero siempre acaban ayudándonos porque saben que ni molestamos ni hacemos daños a nadie, todo lo contrario”.
Mantener activa una sociedad protectora de animales es muy complicado, sobre todo en tiempos de crisis económica. Aunque en Camp de Túria, son muchos los Ayuntamientos que destinan alguna partida a la mejora de las condiciones de los animales abandonados o maltratados, siempre se necesita más de lo que se recibe. Givanna se queja de que el Ayuntamiento de Llíria, hasta el momento nunca se ha puesto en contacto con ellos para ofrecerles ayuda. “Los únicos en esta localidad que se ha preocupado un poco por nosotros han sido los de Compromís, que nos llamaron para dar una charla y poco”, recuerda. Sin embargo, los consistorios que más les ofrecen sus ayudas son los de L’Eliana y Riba-Roja.
Le preguntamos cuál es el protocolo que deben poner en marcha cuando descubren un caso de abandono o maltrato animal. Giovanna cuenta que lo primero que deben hacer es llevar a la víctima al veterinario para saber en qué estado está y así saben en qué condiciones entra al refugio. “Ahora mismo tenemos más de 30 animales acogidos y a todos les estamos intentando buscar un hogar”, añade la responsable de ASIA. Entre todos los que habitan en las instalaciones de la protectora, tiene hasta una cerda que los dueños no pudieron mantener y este hecho hace que haga un llamamiento a todos aquellos que quieran poseer un animal más especial, ya que deben conocer muy bien cuáles son las características exactas y las necesidades. “El cerdo se les apoderó y vieron que no lo podían mantener”, añade Giovanna.
La italiana tiene el sueño de poder ampliar las instalaciones para poder acoger más animales. Se nota que quiere lo mejor para ellos. Para cumplir este deseo, está negociando en Benaguasil una nave industrial por la que no pagarían más de 150 euros al mes. Aunque el dinero debe cubrir los gastos de veterinario, que ascienden a 5000 euros al año. Solo con eso, ya tendrían suficiente para poner en marcha una nueva ASIA mucho más completa.
Llegados a este punto, la pregunta es obligada: ¿de dónde saca ASIA el dinero para mantenerse? Giovanna es rotunda y responde que “solo con las donaciones de los socios”. Aunque el equipo de la protectora está continuamente organizando actos para sufragar todos los gastos y conseguir financiación como cenas benéficas, mercadillos solidarios o desfiles de animales.
El caso más dramático que recuerda Giovanna fue el de Milagritos, rebautizada como Sira. La presidenta de la asociación cuenta como la perra parió 6 cachorros en una cueva en Casinos de 3 metros de profundidad. “Me metí dentro y nadie quiso ayudarnos”, cuenta Giovanna. La historia tiene un final feliz porque Sira vive ahora con una familia en Sevilla y sus seis cachorros también consiguieron ser adoptados.
Desde ASIA animan a que se adopte. Hay muchos animales en protectoras y refugios que necesitan un hogar. Giovanna dice que no concibe su vida sin animales y sabe que cuando fallecen lo pasa muy mal, pero afirma que la compañía de un perro o un gato “no la cambio por nada del mundo”.
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