Álvaro Montañés. EPDA Casi un año después de que todo cambiase, de vivir en un permanente estado de alarma, de intentar doblar curvas y acumular olas de contagio, de abrir y cerrar persianas, continuamos buscando las circunstancias más favorables para superar la actual coyuntura. La sociedad persigue oportunidades. Oportunidades para reencontrarse con los seres queridos, oportunidades de trabajo, oportunidades incluso para seguir viviendo….
Oportunidad. La crisis ha concedido a los ayuntamientos protagonismo. De repente, muchos ciudadanos, trabajadores, personas dependientes, vecinos con dificultades… han encontrado en el Ayuntamiento refugio y una oportunidad. Ayudas directas e indirectas, campañas de fomento del comercio local, medidas y protocolos de actuación en parques, colegios y calles, supresión de tasas e impuestos…. Suponen una esperanza semejante a la generada por las vacunas. Porque resistir, es un Plan, pero sobre todo se ha convertido en un desesperante modo de vida. Y ahí los Ayuntamiento si tenemos una gran oportunidad para ayudar a los vecinos y generar sinergias, para que los ciudadanos descubran nuestra labor y también para que la valoren.
Oportunismo. Es la actitud que consiste en aprovechar al máximo las circunstancias que se ofrecen y sacar de ellas el mayor beneficio posible. El oportunismo es el oficio de los oportunistas; las crisis y penurias, el momento que aprovechan para florecer, sin compasión, piedad ni empatía.
Oportunistas. O aprovechados. Es el caso de los vacunados irregularmente saltándose el protocolo y aduciendo excusas tan simples como vergonzantes. Ninguno ha entendido qué es el bien común: anteponer los intereses generales al particular o pensar primero en los ciudadanos a los que representa, y que confiaron otorgándoles su voto por, entre otras cosas, los valores que se supone defendían. Por un motivo u otro, todos se saltaron las normas ante la oportunidad que su cargo les confería. Y eso sienta un peligroso precedente porque siembra dudas sobre si volverán a saltárselas, cuando, como, por qué o lo que es peor, para qué. Aquí no puede haber distinciones ni justificaciones. Todos obraron incorrectamente y eso debe tener consecuencias más allá de una disculpa, porque mostraron nulo respeto a la institución que representan. Es más, se aprovecharon de su posición.
Resulta terrible que los ciudadanos no confíen en sus políticos porque sin confianza, se derrumba cualquier relación y el sistema no se sostiene. En este sentido, aunque la duda se extiende (por desgracia) a todos los partidos, sólo han dimitido políticos del Partido Popular.
Si oportunidad es el momento adecuado o conveniente, éste es el momento para asumir responsabilidades. Están ante una gran oportunidad de hacerlo. El resto de ciudadanos, esperamos la nuestra para poder recuperar nuestras vidas.
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