Vicente Montoro. /EPDALos eternos defensores de la concordia, el entendimiento y la inclusión, lo venderán como si fuesen a estar encerrados en casa con miedo a respirar aire fresco de la calle. Como si una nube negra fuese a cubrir Valencia el próximo lunes. Como si que María José Catalá llegue a la alcaldía supusiera un retroceso en libertades cuando sólo ha propuesto más.
La única vez que una nube negra cubrió Valencia fue aquel noviembre de 2016 cuando la eterna alcaldesa de la ciudad nos dejó para siempre. La que lo dio todo por mejorar nuestra ciudad. Y María José Catalá sólo pretende recoger su testigo para llevar a Valencia más allá. Aspirar a ser más hasta conseguirlo. Y María José Catalá te representará sientas lo que sientas, quieras a quien quieras, vistas como vistas y pienses como pienses. Porque, como Rita, María José aspira a ser la alcaldesa de todos. Sin distinción. Y, si los valencianos, como todo apunta, terminan erigiéndola alcaldesa, lo demostrará. Y larga vida en la alcaldía, presidenta.
El pleno del 17 de junio es la fecha clave en que se tomará la vara de mando del Ayuntamiento de Valencia y la transición comenzará. Una semana más tarde, la celebración del Orgullo de la ciudad de Valencia tendrá lugar. Y todo seguirá con normalidad. O, incluso, será mejor. Valencia será más libre y, sobre todo, más segura. Porque si te venden la moto de la inclusión y la diversidad, pero permiten que la criminalidad aumente como nunca antes, de bien poco vale.
Los autobuses, carrozas o camionetas volverán a tomar la calle Colón, la fiesta ocupará la plaza del Ayuntamiento y la diversidad y la libertad se respirarán en el centro de Valencia. Pero en una Valencia más limpia y, como decía, mucho más segura. Y podrán participar todos quienes con, respeto, comulguen con la diversidad y la libertad individual de querer, ser o sentir como se considere. Así, una Valencia más libre e igualitaria. Una Valencia donde la vanguardia es intrínseca a ella misma. Una Valencia en que cada uno de sus ciudadanos vea respetados sus derechos y libertades y, sobre todo, una Valencia alejada de la imposición.
El primer Orgullo en que se respetará que ser lesbiana, gay, transexual o bisexual no te hace, automáticamente, parte de un colectivo innecesario que pelea por unos derechos de que ya disfrutamos, pero cuya lucha no debemos olvidar nunca. Fue difícil dejar atrás una época oscura para las personas LGTB, cuando incluso se nos asesinaba por parte de las instituciones, pero es difícil entender cómo se pretende imponer un discurso igualmente único. Por eso con María José Catalá tendremos un Orgullo libre. De ideologías e imposiciones, también. Porque el objetivo es ese: la superación de la ideologización de los derechos de las personas LGTB para que sean respetados por todos. Pero no pueden defenderse manifestando rechazo y odio hacia otros porque el humano reacciona con más odio y la espiral debe de cortarse de raíz.
La Valencia de colores de Rita Barberá que María José enarbolará y llevará más lejos aún. Orgullosamente libre. Porque cada uno somos un verso de la historia y un color diferente del arcoíris, pero importante como cualquier otro. Y para la alcaldesa del Partido Popular todos contarán. Todos valdrán. Todos se tendrán en cuenta.
La justificación para este aireado del miedo a un gobierno de centroderecha es la necesidad de pacto con VOX si los números no dan para un gobierno en solitario, cosa que dudo, pero señores, señoras, la solución es fácil: el único voto válido es el Partido Popular de María José Catalá.
Huyamos del revanchismo, del odio y la rabia y demos la bienvenida a la Valencia de la libertad de la mano de María José Catalá y el Partido Popular.
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