Manuel J. Ibáñez Ferriol. /EPDA La pólvora es una mezcla deflagrante utilizada principalmente como propulsor de proyectiles en las armas de fuego y con fines acústicos y visuales en los juegos pirotécnicos. Está compuesta de determinadas proporciones de carbón, azufre y nitrato de potasio. La pólvora más popular tiene 75% de nitrato de potasio, 15% de carbono y 10% de azufre (porcentajes en masa). El consenso entre las diferentes corrientes de estudio es que la pólvora se inventó en China, se distribuyó en el Medio Oriente y este lo introdujo en Europa. La pólvora fue descubierta en China cuando los taoístas intentaban crear una fórmula química para la inmortalidad. El salitre era conocido para los chinos desde antes del siglo I a. C. y hay evidencia clara del uso del salitre y sulfuro en muchas
combinaciones médicas.
La primera referencia a las propiedades incendiarias de dichas mezclas es el pasaje de Zhenyuan miaodao yaolüe, un texto taoísta datado a mediados del siglo IX d. C. La palabra china para "pólvora" que significa literalmente "medicina de fuego". Sin embargo, este nombre solo se empezó a usar algunos siglos después del descubrimiento de la mezcla durante el siglo IX d. C. monjes taoístas o alquimistas chinos buscando el elixir de la inmortalidad encontraron accidentalmente la pólvora. Los musulmanes adquirieron el conocimiento de la pólvora entre 1240-1280, cuando el sirio Hasan al-Rammah había escrito en arábico, recetas para la pólvora, instrucciones para la purificación de salitre y descripciones de armas incendiarias.
La pólvora llegó al Medio oriente posiblemente a través de la India y esta de China. Es probable que la pólvora se introdujera en Europa procedente del Oriente Próximo. La primera referencia a su fabricación en Europa se encuentra en un documento de Roger Bacon, la Epistola de secretis operibus Artis et Naturae, et de nullitate Magiae (Epístola sobre las obras secretas del arte y la naturaleza, y sobre la nulidad de la magia de fecha en el año 1250).
De forma breve, he descrito un tanto el origen de la pólvora, de la que los valencianos hemos hecho un arte que transformamos cada primavera en un domingo como el de hoy, en el que se realizan diversos actos pirotécnicos teniendo a la pólvora como protagonista. Serán las Fallas de Valencia, la fiesta más grande del mundo, la que convierta la pólvora en luz, color, aromas, alegría, esperanza y fiesta. No hay evento mayor en el mundo, que tenga a la pólvora como la hacedora de la más hermosa sinfonía pacífica, dejando boquiabiertos a los que contemplan los distintos espectáculos pirotécnicos dónde se hace la protagonista principal.
Valencia la coloca como uno de los ejes principales para celebrar sus grandes eventos festivos. No hay calle, plaza o rinconada que no haga uso pacífico de la pólvora ya sea en formato “tro de bac” ideal para las “despertás”, “masclet y femella” escogidos ambos para las “mascletás” y las “carcasas y girondinas” junto a otras combinaciones, usadas para los castillos de fuegos artificiales. Los valencianos tenemos a gala ser un pueblo donde resuenan los cantos de amor y los himnos de paz, de ahí que nuestras gentes, tanto de las urbes como la de las huertas, rindan tributo pacífico con la pólvora descubierta por los chinos.
El primer acto que viviremos en Valencia, será la denominada “macrodespertá”, un inicio festivo, dónde las falleras y falleros usan los “tró de bac” además de otro tipo de pirotecnia, para hacer que la ciudad se despierte y comience a vivir una jornada festiva, que culminará por la tarde noche con la “Crida” es decir la llamada que hacen las Falleras Mayores de Valencia, invitando al Mundo a vivir las inmediatas Fiestas Josefinas, ya que se dedican al Patriarca San José, el primer carpintero de la Historia, el cual recibe el más hermoso homenaje de sus hijos, que no es otro que llenarlo del perfume de la pólvora y la belleza de las flores depositadas a sus pies por las valencianas, las mujeres más hermosas y bellas de la tierra, a las que se les dedica la fiesta fallera, como homenaje a la fertilidad, a la madre tierra, la que nos proporciona la vida, y por eso le ofrendamos no solo las más bellas flores huertanas sino la mejor sinfonía con la pólvora, la música del “tabal y la dolçaina” además de la de la Banda y la del “cant d´estil”, esas “albaes” que salen del corazón y la garganta de los “cantaors”.
Sigamos el ejemplo de Valencia, y usemos la pólvora no para matar personas y destruir edificios, monumentos, calles, plazas y lugares singulares, sino que tomemos ejemplo de nuestra tierra valenciana, que utiliza la pólvora para hacernos soñar, sentir y alegrar nuestra vida diaria celebrando la fiesta mas grande del mundo, que además es patrimonio inmaterial de la Humanidad: las Fallas. Bienvenidas.
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