Eugenia Castaño. FOTO EPDA En estos días donde lo que se vende en los medios como pan
caliente es si hay desnudos, violencia y morbo, todo eso despierta la
curiosidad en la mayor parte de la gente y es algo normal en la condición
humana; yendo un poco más lejos esa era la manera como los romanos se divertían
con el sufrimiento de otros seres humanos como espectáculo. El ardor de las mayorías
envuelve y enceguece para ir en busca de lo que otros también siguen; pero vale
la pena reflexionar si le hace bien a nuestra sociedad estar recreando y
reforzando las conductas malvadas de personajes que han hecho que familias
enteras sufran eternamente por sus atropellos.
En ese instante el arte debe servir para mostrar la
realidad, recrearla y llevar a alguna conclusión inteligente en que mínimo se
medite sobre los hechos para que no vuelvan a ocurrir; no para crear una
escuela del crimen, o de la frialdad en la que los que ven esas series, juegos,
películas, etc. las toman como modelos de vida en algunos casos porque se hace
con intención o sin ella una invitación a admirar estas conductas, o lo que es
peor conseguir altas audiencias que generen altos dividendos sin que importen
los contenidos.
En una sociedad violenta, no sirven los concursos violentos,
las apologías al crimen, recuerdo en mi tierna infancia cuando crecimos muchos
con series como Bonanza, Los Ingalls, De los Apeninos a los Andes, Los Walton,
quizá Lassie o Heidy, Plaza Sésamo, Los años maravillosos, Pedro Picapiedra, Las
Marionetas de Jaime Manssur, etc. Aparte de pensar que estoy fuera de moda y que
es cierto las épocas cambian, que para algunos son series cursis, pero con eso
y todo tenían alta audiencia, vendían, se presentaban la violencia y las
injusticias humanas pero a la vez formaron generaciones con un alto grado de
sensibilidad, no podemos aferrarnos al pasado, el tema aquí es analizar los
valores humanos que se están transmitiendo hoy a través de la televisión, los
juegos de video, el ordenador y con todos los medios de que disponen ahora
nuestros niños y jóvenes, también las amas de casa, las empleadas domésticas,
los hombres y mujeres que ven a diario estos medios, porque por ser adultos no
quiere decir que no nos seguimos educando o que no estemos exentos de
influencias de ciertas conductas y motivaciones.
La mayor parte de información y de cimientos se adquieren en
casa, en el colegio, en las universidades, en el trabajo. En casa no basta con
unas normas o costumbres que tengan un grado de ética, también a los estados
les corresponde evaluar la clase de información que está siendo transmitida a
través de los medios de comunicación, si se está contribuyendo al crecimiento
cultural de sus gentes o se les está llenando la cabeza con información
chatarra que finalmente les generará una obesidad mental. No solo se trata de
campañas de alto audiencia que generan buenos dividendos sino de la ética
social aplicada a quienes venden estos medios, porque entre mas delincuencia,
violencia, y desorden social todos perdemos en algún momento, quizá no lo
afecte a usted pero si a su hijo, a su amigo, a su vecino o a su familiar
alguna vez.
Pan y Circo como lo aplicaban los romanos para quienes las
virtudes y los valores no eran el eje central de su existencia, existía una
fuerte discriminación de clases sociales, donde los esclavos eran inferiores a
los animales, sin derechos, costaban mucho dinero era algo similar a tener un
auto lujoso hoy día, si tenían un acto de rebeldía eran castigados con el
látigo y en el peor de los casos crucificados. Los niños no deseados o con
malformaciones eran tirados en el vertedero municipal. Para mantener tranquilas
a las masas que eran la mayoría se hacían las carreras de caballos y se les
repartía pan ese día, como lo expresaba en uno de sus poemas el poeta Ovidio
era un lugar para enamorarse, un día esperado por todos con unas alegrías
momentáneas que una vez terminaban la realidad de hambre e injusticia seguía
igual.
Hoy siglo XXI tenemos otras distracciones para olvidar
temporalmente los problemas políticos, sociales y humanos, es bueno recordar la
historia para no caer en la trampa de convertirnos en una sociedad fría,
indiferente y sin valores que alimente ese circo mediático que contribuye a la
ignorancia, a alentar la indiferencia, a confundir los valores que nos hacen
una especie evolucionada y amorosa por una especie bárbara y violenta, del
alimento que consumimos mental y físico así es el resultado social.
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