Jorge Olcina Cantos 20 de octubre de
1982. Esa madrugada vivimos en casa de mis padres la enorme tromba de agua que
cayó sobre Alicante y que ocasionó enormes daños en varios puntos de la ciudad.
Se recogieron 220 litros en apenas dos horas. Una lluvia monzónica. Esa mañana
no fuimos al colegio. Era la primera vez que no acudía a clase por un motivo
así. Pasamos la jornada escuchando las noticias que la radio y la televisión
iban dando sobre los efectos de las lluvias en la Comunidad Valenciana. A
mediodía en el informativo “Aitana”, escuchamos por vez primera la expresión
“gota fría”. El Delegado del Gobierno entonces, prof. Eugenio Burriel, hizo una
descripción precisa de la situación atmosférica que estábamos viviendo y alertó
sobre el peligro que se cernía sobre nuestro territorio en las próximas horas,
especialmente en el área de la ribera del Júcar que era la que mayores
precipitaciones estaba recibiendo. Poco después, el meteorólogo Rafael
Armengot, de AEMET-Valencia, calculó que aguas arriba de la presa de Tous se
llegaron a acumular 1.000 litros por metro cuadrado en 24 horas. En la tarde de
esa jornada, sobre las 19 h. se produjo la tragedia. La presa de Tous no
aguantó la avalancha de agua que iba entrando en su vaso y reventó, dejando
circular toda el agua almacenada más la que seguía entrando aguas arriba. Se ha
señalado que llegó a circular un caudal de 7.000 m3 por segundo en el tramo
bajo del Júcar, aguas abajo de la presa ya rota. Una auténtica barbaridad de
agua, que anegó todo lo que encontró a su paso. El trazado de algunas
infraestructuras viarias, como la autopista del Mediterráneo, obstaculizó la
normal circulación del agua buscando su desembocadura en el mar, como señalaron
con posterioridad diferentes estudios. Campos de cultivo y ciudades de la
Ribera Baixa quedaron totalmente inundadas, bajo las aguas durante varias jornadas.
Era el año 1982, la Comunidad Valenciana se había constituido hacía poco como
Comunidad Autónoma con su estatuto y se iban a celebrar elecciones generales en
pocos días. La tragedia cogió a la Comunidad Valenciana despertando a la
democracia, con una crisis económica que se agravaría en los años siguientes.
No teníamos sistemas de alerta precisos, ni mediciones horarias de caudales en
nuestros ríos. Y habíamos ocupado espacios con riesgo de inundación sin
saberlo, porque no teníamos tampoco cartografías de riesgo. La “pantanosa de
Tous” fue la ultima inundación de un período histórico de cambio...Desde
entonces, las acciones de mejora de la predicción meteorológica, de aviso
hidrológico y los protocolos de emergencias han avanzado enormemente. Se ha reconstruido
la presa de Tous, ampliando su capacidad y mejorado su seguridad. Pero quedan
dos cuestiones por resolver que siguen manteniendo a esta comarca, pese a todo,
en situación de alto riesgo frente a inundaciones: la planificación urbanística
que debe ser respetuosa con las áreas de riesgo y la educación para el riesgo a
la ciudadanía de la comarca. Toca ahora trabajar en estos dos frente para
reducir el riesgo lo más posible; sobre todo para evitar que se puedan perder
vidas humanas si volviese una situación como aquella, que en nuestro territorio
y con el efecto del cambio climático, no es descartable.
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