Sergio Muniesa.Que
un equipo de gobierno con 20 liberados alcance esta altura del año
sin aprobar las cuentas del 2021, es un síntoma de que algo no
funciona.
Si
a ese síntoma se le añaden los datos calamitosos de la falta de
ejecución del presupuesto del año pasado, retrata la parálisis y
fracaso del tripartito que preside el socialista Darío Moreno.
Hace
un año anunciaban la aprobación del presupuesto mas alto de la
historia con unos planes de inversión que alcanzaban los 35
millones. El gusto por la foto fácil y el anuncio no tiene límite
para el tripartito.
El
problema es que, con fotos y anuncios, no se gestiona y un año más
tarde, tras las promesas, quedan retratados los incumplimientos en la
liquidación del presupuesto.
Los
datos de la liquidación no pueden ser mas decepcionantes para un
gobierno que bate el récord de ser el mas caro de la democracia,
pero también el más mediocre.
Cuando
trimestre a trimestre los datos que arrojaba la ejecución del
presupuesto hacían vislumbrar que las cosas no iban como debían, el
tripartito lejos de ponerse las pilas y salir de su estado de
parálisis permanente, quedaron enrocados en ese invento de números
que presentaron como presupuesto y que, ni de lejos, se ha cumplido.
La
covid no es excusa porque llevan 5 años ofreciendo los mismos
pésimos resultados, y demuestra que presentar el presupuesto más
alto de la historia, si no se gestiona, es un absoluto fracaso.
Afirmar,
que el presupuesto quedaría en papel mojado si no se conseguía
superar los problemas de ejecución de los últimos años,
especialmente en el capítulo de inversiones, fue toda una
premonición del alcalde, el socialista Darío Moreno porque han
dejado de invertir 8´5 euros de cada 10 €.
De
nada sirve anunciar un plan de inversiones de 35 millones de euros,
si se ofrecen estos resultados. Es lamentable que demuestren una vez
más su falta de reflejos, justo, cuando más se necesita un equipo
de gobierno que dé soluciones para responder a la situación.
Si
en estos meses de pandemia se hubieran fijado como objetivo ayudar a
los ciudadanos, habrían agilizado los pagos de las facturas en vez
de asfixiar a los proveedores, se habrían llevado a cabo las
inversiones productivas, se habría evitado la pérdida de
subvenciones millonarias o el retraso en la entrega de ayudas. Estas
son algunas de las consecuencias de un presupuesto convertido en
papel mojado
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