Presentación de la plataforma Pásalo. Foto: EPDA. Y quieren ayudar de la forma más humana
que conocen: manteniendo la dignidad del que ayuda y del que es ayudado,
contando con la colaboración de todos los que quieran ofrecer su tiempo para echar
una mano a los demás con tareas sencillas, organizando talleres, charlas,
recogida de alimentos... y todo lo que se nos ocurra entre todos.
“Ya, claro, otro más”. “Suena
idealista, pero la realidad es otra cosa”. “Falta lo más difícil, que es dar el
primer paso”. “Muchos son los que hablan, pero pocos los que se mueven”… Y así
podríamos seguir enumerando las quejas habituales de quienes creen que este
tipo de iniciativas populares nunca logran salir adelante.
Podríamos seguir, pero no merece
la pena.
Basta con tomar buena nota de los
sucedido en martes 26 con una iniciativa distinta, pero de la misma índole y en
el mismo escenario: tres jóvenes se plantearon crear un grupo de conversación,
sencillamente quedar para charlar en la cafetería de la Casa de Cultura, eso
sí, en inglés. No cuesta nada, no ganan nada. Sólo conocer gente y lanzarse a
la práctica del inglés hablado… eso a lo que tanto miedo tenemos.
Hoy ya sabemos el resultado: sesenta
vecinos compartiendo experiencias mientras conversan en inglés. Sin dirigentes,
sin medallas, sin grandes aspavientos. Sencillamente vecinos unidos haciendo
realidad lo que hace unos días era casi una utopía.
¿Es posible? “Yes, we can”. Ellos,
haciendo suya la frase de aquel líder político, han salido adelante. Si ellos
pueden, ¿por qué otras iniciativas de otros vecinos no han de ponerse en marcha?
El jueves 28-F, Pásalo inicia su andadura.
Tras la reunión informativa
inicial, en la que Dani López y Miguel López explicaron su idea —utópica si se
quiere— a una cincuentena de vecinos para ver cómo echar una mano, Pásalo busca
la ayuda de vecinos anónimos, ciudadanos de a pie que quieren colaborar para
ayudar a personas que tienen más problemas, que lo están pasando mal…
“Estamos aquí para poner Pásalo
en marcha, no para sacar un rédito y menos para salir en la foto”, insistía Dani
López en la presentación. “No es caridad, es solidaridad. Debemos dosificar el
esfuerzo, porque es un proyecto a largo plazo. Hay que fomentar el respeto y la
solidaridad entre los participantes. Deben participar los que ahora tienen
estabilidad y los que no la tienen, porque pasarlo mal solo es muy jodido”.
Y así una idea tras otra, durante
su breve presentación de lo que aspira a ser Pásalo. Sí, nuevamente estamos en
el terreno del tópico, del discurso que suena a algo conocido pero nadie lleva
adelante, lejos de la realidad, bordeando la utopía…
Pero ahí estaba un grupo de
ciudadanos anónimos. Escuchando y proponiendo ideas.
Ya de entrada hablaron de crear
un banco de tiempo para que cada uno aporte lo que sabe o puede hacer, como
cursos de informática sobre Línux, gratuitos y abiertos a todos. Fórmulas para
recoger la comida sobrante de grandes establecimientos. Propuestas para pagar
una cuota de un euro con la que organizar servicios básicos.
Ideas. Muchas ideas.
Que se conviertan en una realidad
depende de ti. Acércate. Escucha. Propón. Sin etiquetas ideológicas. Sin
anagramas políticos. Sin imposiciones. Sin colectivos previamente establecidos.
Vecinos. Sólo vecinos que quieren ayudar a otros vecinos. Sin más.
Entre todos podemos evitar
situaciones como una que narró Dani. Una de esas historias que ponen los pelos
de punta: “Si no lo ves de primera mano, ni te lo imaginas. La primera vez que
fui a un desahucio se me caían las lágrimas. Fue en el barrio del Baladre. Allí
estaban para echar a una familia de un piso pequeño. Los echaron por la fuerza.
Ahora el piso está cerrado y tapiado”.
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