El nuevo president de la Generalitat, Juanfran Pérez Llorca, antes de anunciar la composición de su gobierno, este miércoles en el Palau de la Generalitat. EFE/Kai FörsterlingJuanfran Pérez Llorca ha iniciado su mandato con un movimiento político calculado: marcar perfil propio y diferenciar su liderazgo del de su antecesor, Carlos Mazón, cuya gestión de la dana del 29 de octubre de 2024 –que dejó 230 fallecidos– terminó por erosionar la imagen del Consell y del PP valenciano. El nuevo president ha colocado la reconciliación con las víctimas como primer punto de su agenda y ha activado gestos que buscan transmitir cambio, escucha y reparación.
Recién constituido su gobierno, Llorca ha contactado personalmente con las tres asociaciones mayoritarias de damnificados, invitándolas a retomar puentes con la Generalitat tras más de un año de comunicación rota. La llamada, según fuentes del Palau, se produjo “con cordialidad” y con un mensaje de apertura: ponerse a disposición para una futura reunión que deberán valorar los propios colectivos en asamblea.
“Lo hace por convicción, porque cree que es de justicia”, apuntan desde su entorno, subrayando que el nuevo president pretende abordar el proceso con discreción y sin efectos propagandísticos. No obstante, el giro es evidente. El gesto contrasta con la etapa de Mazón, marcada por críticas, tensiones y reproches constantes de las víctimas por la falta de interlocución.
La agenda de Llorca refleja ese propósito. Este viernes, su primer acto institucional fuera del Palau será en Picanya, la zona cero de la catástrofe y feudo del PSPV. Mazón nunca realizó una visita pública allí como president. El simbolismo es directo: reconocimiento y presencia donde se reclamaba ausencia.
Más empatía, pero también exigencias
Las asociaciones reconocen un cambio de tono. “Vemos mejor talante”, concedía Rosa Álvarez, presidenta de Víctimas Mortales Dana 29-O, aunque mantiene reservas ante la continuidad de perfiles criticados del anterior Consell. Álex Carabal, nuevo presidente de la Asociación de Damnificados Dana Horta Sud, destaca que Llorca se mostró “cercano” y con voluntad de “tender puentes y no hacerse una foto”.
Aun así, el perdón institucional pronunciado en Les Corts y las primeras llamadas no resuelven, por sí solas, un año de heridas abiertas. Los colectivos esperan gestos concretos: cambios en el Ejecutivo, responsabilidades políticas y avances reales en ayudas y reconstrucción.
Un PP en transición
En paralelo, el partido vive su propio reajuste interno. La retirada de imágenes de Mazón de la sede del PP en Alicante evidencia la transición visual y narrativa hacia una nueva etapa. Fuentes populares admiten que Llorca necesita “generar un relato propio” que limpie la marca tras la crisis. De momento, el president ha reclamado a su Consell “un salto cualitativo” en coordinación y transparencia, con un mensaje dirigido hacia dentro y hacia fuera: “La primera responsabilidad de un gobierno es garantizar que la confianza pública nunca se resienta”.
Llorca llega con el reto de gobernar y, a la vez, recomponer la relación del PP con una sociedad que vivió su mayor tragedia reciente sin sentir acompañamiento institucional. Su hoja de ruta se perfila en tres verbos: escuchar, reparar y distanciar. El tiempo dirá si ese tono se traduce en cambios de fondo o queda en gestualidad política. De momento, ha movido ficha para que el primer capítulo de su mandato no se escriba desde el pasado, sino desde la reconstrucción.
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