Adrián Navalón La proliferación de pisos turísticos se revela, cada vez más, como un problema para la ciudadanía de Valencia. Un problema para ti, para mí y para todas. Quienes nos esforzamos en hacer de esta ciudad un lugar mejor estamos aquí para trabajar y proponer políticas concretas profundizando mucho más hondo que las palabras vacías que han triunfado en Madrid. Aquí, desde Podem Valencia, queremos ir a lo concreto; a lo de comer, a lo del buen vivir. Por eso queremos que el turismo siga siendo una fuente de trabajo, de cosmopolitismo y de influencia cultural compatible con la vida en los barrios, con un mercado de alquiler asequible y con el mantenimiento de la vida residencial y del pequeño comercio.
La presión que ejercen los pisos turísticos lleva años en aumento y es previsible que con la relajación de las restricciones y con la superación de la pandemia todavía aumente más. En la calle Turia un fondo de inversión ha atacado al vecindario de toda una finca; ancianos sin posibilidad de otro alquiler asequible, familias con niños y hasta una guardería. Como siempre, los poderosos contra las humildes. Nosotras tenemos claro qué Valencia queremos: una Valencia en la que cada uno viva tranquilo en su casa sin que un fondo de inversión les tire de su hogar para multiplicar sus ganancias. Primero va la gente, luego los negocios.
Por ello proponemos que se rebaje de forma generalizada la ratio de pisos turísticos al 10% pues ahora mismo es de hasta el 50% por cada bloque o manzana. Esta medida evitaría que fondos de inversión, profundamente agresivos con los vecinos, se hagan con edificios enteros a base de presiones a menudo de cuestionable moralidad y legalidad. Porque es claro que en un edificio en el que la mitad de pisos son turísticos la vida es un infierno para el vecindario, y quiénes se resistan a entregar su piso se verán obligados a soportar ruidos a altas horas y multitud de perjuicios derivados de estos negocios. No hay que olvidarnos de esto: hablamos fundamentalmente de fondos buitre explotando sin responsabilidad social un negocio y no de vecinos que alquilan un piso cuando se van a la segunda residencia para conseguir un dinero extra.
Además, reduciendo la ratio de pisos turísticos lograríamos dos efectos más: reduciríamos su influencia en la subida de los precios del alquiler que tanto daño hace a la juventud de nuestra ciudad y por otra parte descongestionaríamos ciertas zonas especialmente afectadas por la multiplicación de estos pisos como setas. En estas zonas el impacto es devastador: a la par que aumentan los pisos turísticos el vecindario de siempre, en un goteo dramático, se va yendo; después cierran los negocios de toda la vida, las panaderías, los ultramarinos, las zapaterías, las tiendas de electrodomésticos... Y al final se convierten en guetos de turistas, llenos de ruido y trasiego de gente festejando en calles vacías de alma y de gente que cuide el barrio.
Ya nos están afectando los pisos turísticos e irá a peor. Mañana puede ser en mi finca, o en la tuya. Mañana puede suponer que tu nuevo alquiler sea un poquito más caro si cabe. Debemos plantar cara. Porque queremos una ciudad capaz de ser un referente turístico y cultural y a la vez podemos cuidar la vida y el bienestar de todas; de ti, de mí y de todas. Porque hay que poner nuestras necesidades como ciudad por encima de los negocios. Desde Podem Valencia seguimos trabajando para ti y para nuestra ciudad. Seguimos.
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