Chelo Poveda. /EPDA Las plazas de Valencia se nos están quedando muy de hace un par de décadas, o, visto de otra manera, muy del estilo del PP de Madrid: plazas duras, sin apenas arbolado, con maceteros en vez de aprovechar nuestro suelo y darle vida, sin sombra, turísticas... Bien es cierto que en las reformas de las plazas de nuestra ciudad se han recuperado espacios para las personas y se ha pacificado el tráfico, cosa en la que estamos totalmente de acuerdo con la actuación del consistorio, sin embargo, en términos de amabilidad para el uso y de combate contra el cambio climático hemos de decir que vemos que nuestras nuevas plazas se quedan cortas. Escuálidas más bien.
Una plaza en la que todo el suelo está sellado con baldosas es un suelo fértil en el cual plantar árboles que hemos perdido. Una plaza sin árboles que nos den sombra en días de calor y verde que nos alegre el alma y hagan el espacio habitable es una oportunidad perdida. Una plaza en la que se talan árboles y jardines para poner toldos es una oportunidad que se nos escapa de combatir el cambio climático y el efecto del calor en la ciudad. En definitiva, que una plaza sin una zona verde de verdad más allá de cuatro palmeras es una plaza dura, una plaza incompleta, una plaza que no se ajusta ni a los usos ni a las necesidades.
Nuestra propuesta es mucho más ambiciosa. Hay que recuperar espacios para las personas, no solo en el centro, sino en todos los barrios, y a la vez hay que re-naturalizar la ciudad. Re-naturalizar es una imperiosa necesidad social y climática pero es que además conlleva una mejora sustancial en la calidad de vida. Lo verde, las sombras, los espacios comunitarios... son vida. ¡Qué no falten árboles en la ciudad de Valencia! ¡Qué hundan sus raíces profundas en nuestro rico suelo, qué mantengan él la vida! ¡Qué todas y todos tengamos un árbol debajo del que leer, jugar, o simplemente donde contemplar la vida pasar lejos del duro asfalto y de los ruidos de los coches!
Las plazas que os proponemos son para las personas. Tienen verde, sombra, bancos, columpios, gimnasio, pipican... Las plazas que os proponemos reducen la temperatura, refrescan el suelo, la ciudad y los corazones, tienen plantas albergar la vida y flores para reproducirla, y, a su vez, necesitan de poca agua porque son plantas y árboles autóctonos. Sabemos que hay intereses que no quieren que la ciudad sea tal y como la describimos, que quieren plazas pequeñas, duras y que tengamos una existencia en la ciudad dedicada a la producción y al consumo y no a la vida comunitaria.
Si quieres que la transformación de Valencia sea mucho más ambiciosa, os proponemos repensar el sentido de las decisiones democráticas y especialmente el sentido de votar a ese partido de izquierdas que es más de poner palos en las ruedas que de subir los salarios y que, por mucha risa que lleve en su logo, en lo que toca a la ciudad, es más de poner ladrillos que flores. Por una ciudad verde, sí se puede.
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