La ya exsíndica del grupo Unides Podem en Les Corts, Naiara Davó (i), y su sustituta y coordinadora del partido, Pilar Lima (d), esta semana. EFE/Kai Försterling/Archivo.Ocho meses después de la reelección de Pablo Iglesias al
frente de Podemos con una dirección cien por cien afín, el partido ha librado
esta semana en la Comunitat Valenciana su última batalla, a cuenta de la
destitución de Naiara Davó como síndica en Les Corts.
Podemos, que ha cumplido este mes siete años, goza en términos generales de la
paz resultante de la salida de la organización de los sectores contrarios a
Iglesias.
Sus afines controlan además también la mayoría de las direcciones autonómicas,
y apenas quedan dentro voces críticas como la alzada por la vicepresidenta del
Congreso Gloria Elizo, que, recientemente, en una entrevista en El
Confidencial, cuestionó la estrategia de Iglesias.
Pero en algunos casos, como en la Comunitat Valenciana, persisten en la
organización sectores que ahora han chocado: la dirección del partido de Pilar
Lima, afín a Iglesias, ha apartado de su cargo a la que hasta ahora era síndica
en Les Corts, Naiara Davó. Lo ha hecho, eso sí, con el aval del Consejo Ciudadano
Autonómico.
La operación se fragua medio año después de que Lima se impusiese a Davó por un
margen corto -2.206 votos contra 2.168- en la votación para la dirección, y
deja al grupo parlamentario valenciano partido por la mitad: de los ocho
diputados de Unides Podem, cada sector cuenta con cuatro.
Formalmente, los afines a Davó han apoyado su salida porque, tal y como explica
ella misma, no ceder la portavocía podría haber derivado en la expulsión
de Podem.
"Hemos actuado con responsabilidad, por nosotros que no quede, no queremos
romper. Sí vemos que por la otra parte no hay voluntad de alcanzar un
equilibrio, de pactar. En esas condiciones será muy difícil trabajar en el
grupo", explica a EFE la ya ex síndica de Unides Podem en Les Corts, que
reconoce que "hay un riesgo importante de ruptura".
Aunque no todos sus afines lo sean, Davó se considera a sí misma colaboradora
de Iglesias, y no cree que la dirección estatal esté implicada en su
destitución.
De hecho, otras fuentes de Podemos señalan a EFE que la decisión de Lima de
apartar a la síndica no gustó a la Ejecutiva morada ni por la forma ni por el
momento elegido. Miembros de la dirección hablaron con Davó para tender puentes
y evitar un choque de trenes, algo que aparentemente de momento se ha
conseguido.
"La confrontación nos debilita. Los últimos días he estado en contacto con
cargos, con militantes, para pedir una vuelta a la unidad y al consenso",
explica Davó, que lamenta que Lima no haya querido ni siquiera hablar con ella
después de haber abierto una "guerra interna".
"Esperemos que entiendan que es necesario ser inclusivos, integradores y
proceder con respeto", señala.
Davó, que está a la espera de que el Comité de Garantías estatal resuelva el
recurso contra la decisión de apartarla, lamenta que "no se haya aprendido
nada" en la Comunitat Valenciana de todo lo que debilitaron a Podem las
cuitas internas. "Dentro de dos años, cuando tengamos que ir a otras
elecciones autonómicas, tendremos lo que hemos cultivado", augura.
La exsíndica valenciana está de acuerdo con algunos "análisis" sobre
la organización de Podemos que la vicepresidenta del Congreso, Gloria Elizo, ha
planteado abiertamente, aunque lamenta la forma. "Dice las cosas de una
forma muy cruda y directa. Sabemos las cosas en las que fallamos. Lo bueno
sería que no vuelvan a pasar", dice.
Además de cuestionar la estrategia de Podemos de entrar al Gobierno "de
forma subalterna", Elizo asegura que "el partido como tal está
vacío" y que tiene un "problema de cuadros".
Reprochaba Elizo en esa entrevista de El Confidencial que lo que sucedía en la
Comunitat Valenciana tenía, a su juicio, "aspecto de ser otra escaramuza
de esa uniformización" de la formación. "En Podemos ya no hay
oposición interna porque en realidad no queda apenas nadie que crea que hay
algo que disputar", señalaba.
Las palabras de la que es la máxima representante de Podemos en la Mesa del
Congreso ni siquiera han sorprendido en la formación morada, que lamenta lo que
considera un afán por desgastar al secretario general por parte de una
exdirigente a la que creen ya fuera del proyecto.
Mientras persisten las últimas discordias, en Podemos se centran ahora en
impulsar nuevas voces y perfiles en medio de un hiperliderazgo del
vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, que logró su objetivo de llegar al
Gobierno y después logró más control que nunca sobre su organización.
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