Melanio Esteban, alcalde de Higueruelas y candidato a la Alcaldía por el PP. /EPDA En las pasadas fallas, paseando una tarde por diferentes calles de la ciudad de Valencia, me fui encontrando diversas batucadas, que “amenizaban” el ambiente con sus ritmos machacones y su puesta en escena tribal. También estuve un rato viendo la ofrenda con las, llamémosles diferentes agrupaciones musicales que desfilan con las comisiones falleras, y también pasaba alguna banda que dignificaba la música y el sentido del desfile. Perdónenme si me sale la vena crítica del músico que intento llevar dentro, pero es que, entre tanto masclet y bullicio, el oído se va de vacaciones.
Esto me lleva a comparar la experiencia ruidosa fallera con la política que estamos viviendo actualmente. Diferentes formaciones políticas en la que se mezclan las charangas con batucadas, dulzainas y tabal, dulzainas con metal (que por cierto me gusta ese estilo folk), alguna traca y diferentes artefactos pirotécnicos, eso sí, en la mayoría como en la política, poco solfeo, pocas horas de conservatorio o de escuela de banda, poca técnica y mucho tocar, pero cada vez mas de oído.
Se echan de menos los grandes partidos políticos como las buenas bandas u orquestas, en las que existe un orden, buenos músicos cada uno en su papel y un director que transmite el significado de una obra maestra de un compositor que, como las buenas leyes, se componen dando un sentido, un significado, sentimiento, siempre buscando la mejor inspiración para que cuando llegue al público sea un disfrute y no un problema.
Espero que en las próximas elecciones que tenemos a la vista sepamos distinguir la música del ruido, los músicos profesionales o amateurs que solfeen y los mejores programas o partituras para nuestros pueblos, en busca de esa armonía estamos trabajando desde el Partido Popular de La Serranía.
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