El edificio arderá el 31 de agosto /EPDALo importante es lo interior, ya lo decía el Principito. Con esa filosofía de mirar hacia dentro, tres arquitectos formados en la Universitat Politècnica de València serán los primeros españoles en contruir el Temple of the Deep, el edificio singular del festival Burning Man que se celebrará en el desierto de Black Rock, en Nevada (Estados Unidos), del 24 de agosto al 1 de septiembre.
The man, que es la estatua central, y el templo salen a concurso porque son las construcciones más destacadas de este encuentro que está previsto que reúna a 80.000 personas. Son construcciones efímeras que arderán, como las fallas, el 31 de agosto.
En la historia de este festival, “normalmente todos los templos miraban hacia el cielo. En este caso no. Lo que busca es mirar hacia dentro de cada persona”, explica Javier Bono Cremades, profesor e investigador de la UPV.
Espacio donde compartir el duelo
“El templo es un espacio de recogimiento y de compartir el duelo que tiene una simbología muy fuerte. Está separado de la zona dedicada a la música, el baile y la fiesta. Es donde la gente va a procesar la pérdida de sus seres queridos”. Acuden con fotos y objetos de sus seres queridos fallecidos y de sus mascotas, y las dejan allí. Los arquitectos valencianos llevarán, entre otras, fotografías de personas fallecidas por la riada ocasionada por la dana del 29 de octubre del año pasado.
Miguel Arraiz y Javier Bono Cremades se conocieron cuando Javier trabajaba en el estudio de arquitectura Arqueha. Juntos hicieron el Pabellón de la Capital Mundial del Diseño, en la plaza del Ayuntamiento de València, en el año 2022. Y cuando surgió la idea de presentarse al concurso de Temple of the Deep se unió también Javier Molinero, arquitecto miembro de Badallar Estudi.
Miguel Arraiz tiene experiencia en fallas experimentales y hace diez años plantó una en el Burning Man. Eso le ha abierto la puerta a participar en el concurso para la construcción del templo del festival, al que se presentaron doce proyectos internacionales.
Entre Valencia y California
El equipo de diseño del templo está dividido entre València y Estados Unidos: Miguel Arraiz, en California desde febrero, es el artista líder del proyecto que coordina la captación de fondos y el equipo humano de voluntariado, que se encargará de fabricar las piezas que se ensamblarán después en el desierto. Mientras tanto, desde València, Javier Bono y Javier Molinero han desarrollado el proyecto junto a Elisa Moliner y Josep Martí. Miguel Arraiz, Javier Bono y Javier Molinero se reunirán en California el 24 de julio y desde allí, el 6 de agosto, viajarán al desierto para coordinar el montaje del templo.
“El festival tiene una filosofía de non-profit, pero radical. Es decir, nosotros y todas las personas que participan, lo hacemos por amor al arte, por amor al festival”, aclara Javier Bono. El presupuesto asciende a 800.000$ y el festival aportará cerca de 150.000 $
Con 14 metros de alto y 30 de diámetro, Temple of the Deep se construirá en madera en bruto, sin colas ni productos contaminantes, porque “el festival quiere reducir al mínimo las emisiones de carbono y recoger los residuos que se dejen cuando se queme la construcción”, explica Javier Molinero, basado en el concepto del leave no trace, es decir, dejar el desierto como se encontró.
Inspiración del kintsugi japonés
La idea de los arquitectos valencianos para la construcción del templo se inspira en la técnica japonesa kintsugi, que literalmente significa "reparación con oro". Consiste en reconstruir piezas de cerámica rotas utilizando oro de manera que, en lugar de ocultar el daño, lo destaca.
Partiendo del kintsugi, la idea es que la pieza tiene más valor porque se ha reconstruido de la manera más adecuada posible. “El templo lo que representa es eso. Estas grietas no están construidas, no son macizas, no están uniendo las piezas, sino que lo que hace es dejar ver a través. Por las grietas puedes ver el interior.
Da esa sensación de volumen y de que hay algo más allá. E intenta conectar con las personas que vayan al templo. Y por la noche se ilumina el interior y la luz saldrá por las grietas”, explica Javier Bono.
El vórtice en vareta construido por el artista fallero Manolo García
El paralelismo con las fallas será aún más claro porque la construcción del vórtice correrá a cargo del artista fallero Manolo García, que con su equipo se trasladará al desierto de Nevada a levantar esta pieza con la técnica de vareta.
Miguel Arráiz, Javier Bono y Javier Molinero estudiaron en la Universitat Politècnica de València pero son de promociones diferentes. Javier Bono es profesor Asociado del Departamento de Expresión Gráfica Arquitectónica, da clase en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura y además es investigador del Instituto Universitario de Restauración del Patrimonio. Desde la UPV, está colaborando con el Centro de Tecnologías Físicas en el cálculo de emisiones asociadas a la construcción y quema del templo.
Burning Man
Burning Man se celebrará en el desierto de Black Rock, en Nevada, EE. UU., donde decenas de miles de personas se reúnen para crear una ciudad temporal basada en principios como la autoexpresión radical, la autosuficiencia y la comunidad.
Nació en 1986 en una playa de San Francisco y ha evolucionado hasta convertirse en un experimento social y artístico único. Durante una semana, las personas participantes, burners, construyen instalaciones artísticas monumentales, organizan talleres, performances y celebraciones, sin comercio ni publicidad, ya que todo se basa en el trueque o el regalo. El festival acaba en llamas como las fallas, quemando The Man, Temple of the Deep y otros monumentos expuestos.
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