Alejandro Ros. EPDA Hoy en día nuestro estilo de vida nos ha llevado a una situación en la que cada vez somos una sociedad con mayores tasas de sobrepeso.
Debido a ello, muchas de éstas personas deciden lanzarse a dietas milagro, que prometen conseguir que pierdan muchos kilos en muy poco tiempo. Y algunas veces hasta lo consiguen, pero claro al precio de que al acabar la denominada dieta milagro vuelven a comer lo mismo que antes o más, con la diferencia de que el cuerpo se había adaptado a funcionar con menos calorías y sobre todo con menos energía, y ahora no solo vuelven a su peso anterior, sino que aún cogen más kilos de los que habían perdido anteriormente.
No seré yo quien presuma de tener una varita mágica que agitas e inmediatamente luces como un auténtico ejemplo de forma física y salud, ya que los factores que afectan a la pérdida de grasa son muchos y están íntimamente relacionados entre ellos. Pero sí que es verdad que hay diversos factores que pueden acercarnos y mucho a conseguir nuestro objetivo y, lo más importante, a mantenerlo en el tiempo de forma sencilla (que no significa fácil).
Lo que sí que debemos de tener claro es que cuando realizamos una dieta restrictiva donde comemos menos el cuerpo reduce la energía utilizada para todo y guarda más (porque cree que estamos en un entorno con menos comida disponible y necesita ahorrar y hacerse más eficiente). Esto, junto con la pérdida de masa muscular que suele acompañar a una dieta muy restrictiva de comida, nos lleva a perder peso mientras hago la dieta y a padecer el tan temido efecto rebote que suele aparecer en estos casos.
Así pues, resulta mucho más lógico en vez de realizar una dieta extrema que nos aporte aparentes beneficios a corto plazo y perjuicios a largo, es mucho mejor optar por una mejora progresiva de los hábitos. Tenemos que cambiar los hábitos que perjudican nuestra salud por hábitos que nos beneficien. La clave está en que los hábitos pueden ser permanentes, a diferencia de una dieta extrema que realizamos con tal sacrificio que al acabarla arrasamos con todo.
¿Y qué hábitos tengo que tener para mejorar mi salud? Pues en este caso lo ideal es adaptarse a las necesidades y a la realidad de cada cliente, pero empezar por realizar entrenamiento de fuerza; moverte más en general durante el día y tener una vida menos sedentaria; comer más fruta y verdura y menos ultra-procesados, alcohol y azúcares; mejorar tu descanso durante la noche… Todas ellas son acciones que dependen de ti y que seguro que si empiezas a tomar acción respecto a ellas obtienes resultados geniales en menos tiempo del que crees y recuerda, lo fundamental, de manera DEFINITIVA.
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