Voro Soler.
Parece
evidente la respuesta, pero no así su puesta en práctica. Podemos
recordar que existe una normativa europea que nos obliga a llegar a
porcentajes de recuperación y reciclaje de residuos en el horizonte
del 2020, que estamos lejos de cumplir. Que esta obligación no se
resuelve “de la noche a la mañana”. Que las sanciones las
pagaremos “los de siempre”, como ya nos ha recordado el
ministerio de turno. Que no es fácil su implementación porque
supone no sólo inversiones públicas,-que también-, sinó un cambio
profundo en nuestra mentalidad ciudadana y en nuestros hábitos.
Podemos
afirmar que evitaremos sanciones, que pueden suponer cifras
millonarias. Mejoraremos el medio ambiente, y ahorraremos en costosas
inversiones que necesariamente deberemos invertir en recuperar
espacios degradados, vertederos ilegales,… Por último, y no menos
importante, una adecuada política de recuperación y reciclaje nos
reportará una entrada de ingresos sustancial.
Llevamos
unos años reciclando de manera aceptable determinados subproductos:
vidrio, aluminio, envases, papel/cartón. Pero aceptable no es
sinónimo de óptimo, queda mucho margen para mejorar y crecer en las
cifras de recogida selectiva de residuos. Esto nos proporcionaría
mayores ingresos por este concepto (con repercusión directa en
nuestra tasa de tratamiento de basuras), e indirectamente supondría
una reducción del consumo de energía, agua, materias primas…, en
definitiva una acción directa en la mejora del medio ambiente, y una
apreciable reducción de costes.
Por
otro lado estamos empezando a recoger de forma separada los residuos
orgánicos. Poco a poco, ¡en realidad ya tarde!, algunos municipios
empiezan a recoger los residuos orgánicos por separado. Su
generalización puede suponer un beneficio triple: en primer lugar
supondrá un ingreso por la previsible comercialización del compost
que se pueda obtener de su tratamiento; en segundo lugar por su
utilización en nuestro entorno más inmediato, los campos y cultivos
de l’Horta (evitando o reduciendo el uso de productos químicos que
afectan a la calidad del producto); por último una reducción de
costes en el tratamiento del resto de basura que llega a nuestras
plantas.
Tenemos
hoy en día, en nuestras ciudades y pueblos, instalados los distintos
contenedores. Hagamos un uso adecuado y separemos los residuos desde
su origen (que no es otro que nuestras casas y negocios). Utilicemos
los ecoparques que la EMTRE tiene en colaboración con nuestros
municipios (un total de 19 en toda el área metropolitana), su acceso
es gratuito para todo vecino/a del área metropolitana. Por último
estemos atentos porque vamos a poner en marcha ecoparques móviles
(ya existe uno circulando por nuestros pueblos desde principios de
febrero).
Es
un reto que toda la ciudadanía debe sentir como propio, si no lo
conseguimos estaremos condenados al fracaso. ¡Y el fracaso se paga
en euros!
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