Un momento de la actuación Al igual que en su primera
edición, el Festival Internacional de Jazz de Godella arrancó anoche con la
inconfundible melodía de la Big Bang Casino Musical de Godella, una vez más,
bajo la dirección de Manuel Valls. El Jardín de Villa Teresita, fue nuevamente el
escenario elegido por el Ayuntamiento de Godella para continuar con este
festival, ya una cita ineludible en la localidad de l’Horta Nord. «Gracias a
todos por vuestro apoyo y bienvenidos a Godella, un pueblo en el que nos
comprometemos con la cultura porque el arte forma parte de nuestra esencia de
pueblo; esperamos que disfrutéis con un programa que hemos preparado con mucha
ilusión y exigencia», comentó el concejal de Cultura y Comunicación, Ferran Vilella.
Quiet lady, de Tom Garby, una canción de «amor y desamor», en palabras de Valls, fue
una de las interpretaciones más aplaudidas por el público en un concierto en el
que, la big band local presentó su renovado repertorio junto alguno de sus
clásicos como Fever, para cuya
interpretación contaron con Lola Granell. La mítica canción que fuera
popularizada por Peggy Lee, y For once of my life, de Stevie Wonder,
fueron los temas en los que intervino la joven cantante. Child is born, del
trompetista estadounidense Thad Jones, fue la penúltima canción en sonar, a la
que le siguió La samba del gringo, tras la que el público estalló en
aplausos y pidió una última canción.
Tras la actuación de la Big
Bang Casino Musical, llegó el turno del Taller de jazz de Sedajazz, la cuna del
jazz de los grandes intérpretes de toda la Comunidad Valenciana. Su alma mater,
Francisco Blanco Latino −también al
saxo− agradeció la invitación al festival y reivindicó la necesidad de
«continuar apostando por iniciativas culturales como lo es este festival»,
añadió. El concierto, en homenaje al compositor y pianista, Charles Mingus, se
nutrió del espíritu crítico y de denuncia del músico, que luchó durante toda su
vida contra la desigualdad, la injusticia y el racismo. «¡Ya está bien!», gritó
Latino en relación al aumento de la «corrupción» en España y criticó a «todos
aquellos que hacen las cosas más difíciles de lo que ya lo son, al cerrar
hospitales y escuelas», matizó.
Y sin más preámbulos, y tras el
aplauso de un público entregado, se escucharon los acordes de uno de los temas
de Jelly Roll Morton, pianista y compositor estadounidense admirado por el
propio Mingus. Song of love, de Duke Ellington, fue el segundo tema
elegido por la formación, al que le siguió un solo de manos del
pianista, Santi Navalón. Cerca de tres horas después del inicio de la velada,
el líder de Sedajazz puso a prueba su memoria para presentar a todos los
miembros del taller en un final de concierto en el que rememoró el clásico e
influyente Perdido Club de Jazz. Hoy será el turno de uno de los discípulos más
aventajados de esta escuela de grandes músicos. Vicente Macián, saxofonista
afincado en Barcelona y con una trayectoria en solitario ya consolidada y
reconocida tanto en España como en distintos países del continente tomará el
relevo a las 22.30 horas en los jardines de Villa Eugenia
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