Público asistente al acto de Santiago Posteguillo. EPDA
La presentación de Yo, Julia
en la Casa de Cultura, el domingo 20 de enero, fue una tarde llena de sorpresas
y todas contribuyeron a crear una jornada inolvidable: la sala llena, incluso
con público de pie; la presentación de Alicia Villar, divertida, incisiva y que
enganchó a todo al público; la recreación histórica a cargo de Saguntum
Civitas, rigurosa, dinámica y que dio un aire distinto al escenario; y, como
colofón, las palabras de Santiago Posteguillo, toda una lección magistral no
sólo de Historia, también un tratado de cómo manejar los tiempos para que el
público aprenda y se divierta en todo momento. Lo dicho, inolvidable.
Había
costado encontrar una fecha para que Santiago Posteguillo pudiera presentar Yo,
Julia en su casa, en su pueblo, ante sus vecinos. La apretada agenda
que conlleva el premio Planeta supone una continuada serie de «bolos» que, como
ejemplo, en la misma semana ya había realizado actos en Elche y, la semana
siguiente, en Castellón, Albacete, Marbella y Sagunto.
Pero la
buena predisposición del escritor valenciano permitió encontrar un hueco en
apariencia tan «poco comercial» como un domingo a las 17.30 horas. Las dudas se
despejaron poco antes de la hora de inicio, cuando se abrieron las puertas del
salón de actos y la Casa de Cultura se
quedó pequeña.
Fue la
primera (agradable) sorpresa de una tarde que estaría plagada de ellas.
Tras
añadir sillas en los huecos existentes y, pese a ello, quedarse espectadores de
pie e incluso en el hall del salón, comenzó el acto con una introducción de la
profesora Alicia Villar, muy
recordada por sus alumnos del instituto local, por su elevado nivel de
exigencia para enseñar lengua, pero también por la capacidad de contagiar a los
alumnos ese amor por las letras.
Y eso fue
exactamente lo que hizo con el público asistente: contagiar su pasión por la
lectura, por los libros, por la correcta ortografía, por la gramática… ¡y por
el papel de la mujer en la Historia! Fue interrumpida en un par de ocasiones
con aplausos, única forma con la que el público podía mostrar inequívocamente
que ya estaba enganchado al día de Posteguillo.
Pero
antes de escuchar las palabras del autor, había otra sorpresa no menos
agradable.
Un grupo
de vecinos de Sagunto han formado una asociación, Saguntum Civitas, con la que realizan recreaciones históricas,
especialmente de la época romana. Tras ofrecerse al Ayuntamiento de Puçol para
colaborar en el acto, la respuesta fue ejemplar: el notable trabajo de
documentación, la fidelidad del vestuario, la perfección de sus movimientos
siempre coreografiados bajo las órdenes del centurión… ¡y la presencia de la
mismísima Julia Domna sobre el escenario!
Su
entrada, al ritmo de la majestuosa música compuesta por Miklos Rozsa para la
banda sonora de la película Ben Hur
proporcionó el punto exacto de espectacularidad y curiosidad que se requería
para el pequeño homenaje que la asociación realizó a Posteguillo: la entrega de
la reproducción oficial de una de las monedas acuñadas de la ceca de Arse, la
antigua Sagunto. Después, su presencia en el escenario, siempre con la dignidad
que requería el momento, permitió que la charla discurriera en un entorno más
agradable y visualmente muy atractivo.
Y
entonces llegó el turno de Santiago
Posteguillo, que sabía que jugaba en casa y que sus vecinos estaban
impacientes por escuchar sus palabras. Fue una lección magistral, en todos los
sentidos. Lo consiguió combinando la Historia, así con mayúsculas, con las
gotas de humor necesarias para que el público no se perdiera y, sobre todo, con
la fina ironía de la que hizo gala en varias ocasiones al comparar los tiempos
romanos con la actualidad, sobre todo en temas como el papel de la mujer o de
los políticos.
Interrumpido
en varias ocasiones por los aplausos, el acto se alargaba pero nadie se atrevía
a abandonar la sala, porque entonces llegó el momento de las preguntas del público. Dos centuriones
se encargaban de entregar los micros al público, por lo que no era cuestión de
perder las formas, mejor preguntar con alegría, con ganas y con respeto… una de
las notas destacadas en un acto con un comportamiento ejemplar por parte del
público.
Llegó el
turno de la alcaldesa Lola Sánchez y
la concejala Mery Cortell, que
subieron al escenario para que Posteguillo firmara en el Libro de Honor de la
Villa de Puçol y para imponerle el escudo de la población. Un acto protocolario
rápido, sencillo y la foto de familia de todos los que habían colaborado para
que la fiesta fuera ejemplar.
Como
ejemplar fue la salida de Saguntum Civitas de la sala, nuevamente al ritmo de
la colosal música de Ben Hur, aunque todavía tuvieron tiempo para fotografiarse
en un photocall a la salida del cine con aquellos vecinos que se
acercaron a ellos.
Al mismo
tiempo, Juan Edo, de la papelería Amparo,
no daba abasto para el punto de venta con toda la bibliografía de Posteguillo,
situado en un rincón del salón de actos, para no molestar… pero con multitud de
curiosos que se acercaron para adquirir algún ejemplar, porque…
Porque
faltaba la última sorpresa de la noche. Y ésta iba a traer cola.
Con un
ambiente tan cálido, no fue extraño que la firma
de libros se prolongara durante más de una hora: más de 300 asistentes,
algunos con varios ejemplares, hicieron pacientemente cola frente al escenario…
aunque para paciencia la de Santiago, que no sólo firmó uno a uno los
ejemplares, también incluyó una dedicatoria personalizada, atendió las
peticiones especiales de algunos de sus vecinos y, por supuesto, posó con cada
uno.
¿Quién
dijo que nadie es profeta en su tierra? Santiago sí.
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