Javier Mas. /EPDA¡Qué cándida está la luna! Tiene un brillo especial ahora que el gobierno de Begoña Carrasco se ha adherido cual lapa a las paredes del municipio. ¡Hay tanta fiesta!, ¡Hay tanta alegría! Es todo un sueño, una vida de color de rosa donde nadie se entera de que el barco se hunde, de que la música suena mientras Castellón se muere. Da igual, la Carrasco reparte las “gafasdevertodorosa” a quien las quiere coger.
Menos mal que se las cogen muy pocos, fundamentalmente aquellos que viven de la mamandurria municipal. Porque el resto de Castellón sí que vemos la realidad. Sí, Carrasco, a pesar de los matones que te rodean y amedrentan a quienes opinamos diferente, Castellón se muere. Ya empiezan a salir datos estadísticos, los primeros de muchos que pondrán en evidencia la falta de capacidad gestora de tu gobierno local, formado por retales de personas obsesionadas por lograr un sueldo público y con poca o nula experiencia profesional.
La mayor constatación del desconocimiento y de la falta de capacidad de gestión de la banda poligonera que gobierna el municipio es el nerviosismo permanente en el que se ha instalado el equipo de gobierno. Gritos, insultos, imposiciones de criterios a otras instituciones, etc. Les cuento una anécdota que define la intolerancia y el odio con el que esta tropa se levanta a diario y que no han disimulado ni en las fiestas de la Magdalena.
La Carrasco, en la basílica de Lledó, sentada junto al obispo. De repente, éste se levanta para saludar a una edil socialista que llega al templo y la Carrasco, toda nerviosa, apela al obispo que dónde va. Incluso después, cuando éste le dice a la edil que se siente a su lado, le vuelve a interpelar que el asiento está reservado para otro concejal de su banda, Vicente Sales, el concejal fake. Pues eso, que quiere imponer su odio como si fuera la reina absoluta de Castellón. Menos mal que el obispo no le hizo ni caso, demostrando más capacidad de diálogo que ella. Parece que esta chica aún no se ha enterado que gobierna para toda la ciudad, no para sus amiguis de la furgoneta acosadora.
En fin, un despropósito de gobierno que poco a poco ven los castellonenses. Porque piensan que el mundo de la fiesta no se ha dado cuenta del totalitarismo con el que maneja el cotarro. En las fiestas de la Magdalena, ¡oh casualidad!, la gaiata premiada (no gaita, querida Noelia Selma) es la misma que tiene dentro al concejal experto en ropa deportiva. Sí, sí, el que celebraba junto a sus amiguis de furgoneta en un lateral del escenario de Cardona Vives que habían ganado. ¡Quo Vadis, Castellón! Lo dicho, el descaro se ha instalado en el gobierno mientras el barco se hunde, descaro propio de gobiernos totalitarios.
Y ¿qué pasa con quienes critican las cosas que se hacen mal? Pues que se preparen para soportar toda la presión del mundo si dicen algo que no comulgue con la begosfera. Ahora resulta que no es suficiente con mandar al pequeño matoncillo de Ariño a hacer el ridículo grabando con el móvil para amedrentar. La consigna es mirar con ojos inquisidores a quienes no hacemos la ola a este gobierno de la no gestión. Hasta el antaño dialogante Vicente Sales se dedica a poner mirada de hiena a los jóvenes que han osado reivindicar los derechos que el gobierno local del PP les ha quitado. Una auténtica banda poligonera que se acerca peligrosamente a la realidad social siciliana. Lo que no sabe este grupo es que las piernas solo les tiemblan a ellos, porque los ciudadanos de bien no tenemos miedo a estas actitudes de película de serie B.
PD: Ahora entiendo por qué la Carrasco no habla del famoso caso Koldo. Su mandarín, el de la ropa deportiva, le ha llevado a la presentación de un libro. Igual es que le parece bien el tema de la corrupción de las mascarillas. No sé.
Comparte la noticia
Categorías de la noticia