La ciudad de Sagunto es, posiblemente, la ciudad más compleja de la Comunitat Valenciana, puesto que tiene dos núcleos de población divididos geográficamente, uno de los cuales, el de Puerto de Sagunto nació y creció al calor del desarrollo industrial de esta parte de la capital del Camp de Morvedre. Un siglo después de que llegaran los primeros inmigrantes de otras comunidades autónomas, una parte de su sociedad desearía la segregación de este núcleo y la creación de una nueva localidad, a la que denominan El Puerto. Esta circunstancia marca cada una de las decisiones políticas que se toman y, también, todos los procesos electorales.
Bajo el calor de un sentimiento porteño de la mayoría de la población -asunto más cuestionable sería establecer si la mayoría es segregacionista-, distintas formaciones se han ido presentando con mayor o menor éxito a las elecciones municipales de Sagunto. En la democracia fue primero el CIPS, cuyo cabeza de lista llegó a ser alcalde, el que alcanzó mejor resultado electoral para un partido 'porteño' y después llegó SP, que promovía abiertamente la segregación, una pretensión superior al referéndum del CIPS, y que logró primero cuatro concejales, después tres y en las últimas elecciones, seis, igualando a los socialistas.
Los segregacionistas se convertían en 2007 en el partido bisagra, clave para formar un gobierno estable durante esta legislatura. Y, salvo acuerdo entre populares y socialistas o gobierno de concentración de partidos no segregacionistas, la única opción pasaba por un acuerdo PP-SP, que es el que finalmente se alcanzó, aunque apenas ha durado la mitad de la legislatura.
En simbología, después de un tripartito que cometió errores de bulto en la legislatura anterior, SP ha conseguido logros importantes como la celebración de plenos alternos en Sagunto y Puerto de Sagunto. SP y PP han gobernado sin sobresaltos durante poco más de dos años y han tomado decisiones conjuntamente para ambos núcleos de población. De cara a las próximas elecciones es ésta un arma de doble filo: los segregacionistas podrán vender a su electorado sus logros para el núcleo porteño, pero sus contrincantes les recordarán que han tomado decisiones beneficiosas también para el núcleo histórico.
Está por ver, más allá de opiniones personales, si el acuerdo con el PP les pasa factura en forma de pérdida de varios concejales o si los estrategas de SP, que son buenos, saben convencer al electorado de la gestión realizada y explican qué sucede con el expediente de segregación que todo apunta a que no prosperará.
Si, como parece, la nueva ley de Régimen Local dificulta muchísimo las aspiraciones segregacionistas de SP y la plataforma ciudadana IP, la formación política necesitará un golpe de efecto de cara a las próximas elecciones municipales si quieren repetir el rotundo éxito cosechado en las de 2007. ¿Será la petición de un referéndum lo que necesitan o, como dice Carles López Cerezuela, eso supone igualarse reivindicativamente hablando con el CIPS del fracaso?
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