Manuel J. Ibáñez FerriolEstamos pasando una de las crisis económicas más fuertes de las últimas décadas. Las causas están claras: la guerra de Rusia contra Ucrania, la transformación de las materias energéticas, las catástrofes naturales y el creciente cambio climático, podrían ser las causas primigenias de la recesión económica que vivimos. Hemos de decir que la distensión entre los países de la OTAN y China-Rusia, es un problema más que tenemos que soportar. Pero, ¿qué respuestas pueden dar los países europeos?
Las medidas económicas resultan insuficientes ya que la rebaja de las cargas impositivas solo se ha producido sobre determinados alimentos, considerados como básicos, dejando fuera los de más consumo como carnes y pescados, además de los que la sociedad usa diariamente como el café, las infusiones, los aceites, el vino, las conservas … y una larga lista de productos que no han tenido la suerte de ser elegidos pero que si se gastan mayoritariamente. Añadiremos que los precios de los carburantes no han sufrido rebaja, incluso la bonificación de 20 céntimos ha sido retirada, con lo cual los precios del transporte son muy elevados, influyendo de forma directa en los precios de la cesta de la compra.
¿Por qué no rebajamos el IVA de los carburantes? Los precios desorbitados de la gasolina y el diésel están provocados por las altas tasas impositivas que sufren, siendo más del 90% impuestos.
Asistimos al espectáculo de las grandes ganancias no solo de los bancos y entidades financieras sino también de las compañías petroleras y de distribución de gasolinas, así como de las suministradoras de luz y gas, fundamentales para la vida de la sociedad. Con unos precios tan elevados estamos provocando que todos los engranajes que forman la cadena vital, se vean alterados, haciendo que los precios que pagan los consumidores sean cada vez más elevados.
Una solución no es solo subir el salario mínimo interprofesional. Es una milonga política más del gobierno de turno que ya no sabe que hacer para mantenerse en la poltrona del poder. Por mucho que se suban los salarios si las cargas impositivas siguen siendo tan duras y elevadas, el poder adquisitivo sigue siendo nulo y por tanto no se verá aumentado el consumo como nos están vendiendo.
Estas medidas impositivas también influyen en el sector sanitario, por ejemplo. Cuanto mas caro resultan los medicamentos y los productos para la salud, mas problemas sopesan las entidades médicas desbordadas por una nula gestión de la sanidad pública. Si los impuestos que pagamos sirvieran para que hubiera más investigación, se convocaran más plazas sanitarias en todos los niveles y sobre todo tuviéramos buenas campañas de educación sanitaria, probablemente algunos problemas se solucionarían y poco a poco el sector sanitario volvería a sus orígenes, es decir a ser ejemplo de calidad y eficiencia en todo el mundo. Tenemos grandes profesionales, un sistema sanitario magnífico y unos avances en la mayoría de las especialidades sanitarias dignas de mención y promoción, pero tenemos fallos y problemas que debemos resolver a favor de los pacientes, que sufren las huelgas planteadas.
Y volvemos a los precios al alza de forma libre. Si tomamos medidas de ajuste, no subiendo los impuestos de forma desorbitada, no cargando con trabas las economías de la sociedad española, poniendo en práctica la política de la Paz real (no la de boquilla), apostando por la recuperación de nuestros pueblos vaciados, valorando los esfuerzos de los agricultores, ganaderos y pescadores, procurando que las compañías tecnológicas inviertan en extender cada vez más internet y las telecomunicaciones lleguen a todos los puntos de la Península, promoviendo el uso de materias energéticas limpias como la que nos ofrece el sol (es gratuito y sano), estaremos contribuyendo al desarrollo real de la sociedad, permitiendo que todos estemos unidos en el esfuerzo común de salir adelante.
Pensemos bien en lo que nos ofrecen los políticos y demos apoyo de verdad a los que son serios y saben tomar las medidas oportunas para que la sociedad no se vea estancada, rota y sin recursos.
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