Teresa Ortiz. /EPDA En el marco de la Seguridad Social, un Sistema de Pensiones está definido como: "un mecanismo de protección social para proveer ingresos a las personas que pierden su capacidad de autogeneración debido a la edad avanzada (derechos y beneficios de vejez), discapacidad (derechos y beneficios de invalidez) o fallecimiento de una de las fuentes principales de ingresos de una familia (derechos y beneficios de sobrevivencia)".
Los sistemas de pensiones atienden a la clasificación entre Sistemas de Reparto y Sistemas de Capitalización. En los Sistemas de Reparto, las cotizaciones de los trabajadores en activo están destinadas a financiar las pensiones existentes en ese momento. Se basan en un principio de solidaridad intergeneracional, existiendo dos modalidades en función del modo de cálculo de los derechos pensionables: prestación definida, en los que las contribuciones son indefinidas y la cuantía de la pensión se calcula de manera definida para cada contribuyente como un porcentaje del salario al final de la vida laboral; y los de contribución definida (cuentas nocionales), en los que se crea una cuenta ficticia a cada trabajador cuando se incorpora al mercado laboral. La pensión de jubilación se calcula en función de lo aportado durante toda su vida a partir de reglas actuariales.
Los inconvenientes de los sistemas de prestación definida son los derivados de la sostenibilidad financiera en los países donde se produce una inversión de la pirámide poblacional, como en España. Los inconvenientes de los sistemas de contribución definida (cuentas nocionales) consisten en que el sistema no garantiza unos ingresos de jubilación suficientes para todo tipo de trabajadores si no se establece una prestación básica.
En los Sistemas de Capitalización, los trabajadores ahorran y capitalizan una parte de sus rentas laborales. El ahorro se capitaliza mediante planes de empleo, en función de que su organización dependa de las empresas o planes personales, cuando son organizados por los mismos trabajadores. En este caso, y a diferencia de los sistemas de reparto, no aparece el componente de solidaridad intergeneracional.
El sistema público de pensiones en nuestro país se basa de manera dominante en un sistema público de reparto y prestación definida. Cuenta con un sistema asistencial de pensiones no contributivas, frente a un sistema de pensiones de capitalización y ahorro privado aún muy poco desarrollado. En fondos de pensiones privados se contabiliza el 8 por ciento del PIB. El sistema de pensiones español está evidenciando en esta última década dos principales retos: el déficit de la Seguridad Social, y el reto demográfico.
Explicados de manera escueta los sistemas, creo conveniente añadir que la esperanza de vida está incrementando muy rápidamente en los países desarrollados. En varias décadas la esperanza de vida rondará los 90 años. Además, las tasas de fertilidad total en la UE se situaron en 1.41 nacimientos por mujer en 2021, muy por debajo del nivel de reemplazo, que se considera en 2.1 nacidos vivos por mujer. En la misma línea, los estados europeos presentan una preocupación cada vez más creciente respecto al aumento de las tasas de dependencia. La UE estima que la tasa de dependencia de los mayores de 65 habrá pasado al 50,1% en 2060, respecto al 34,5% del año 2021.
A nivel económico, el gasto público en pensiones depende de tres tipos de factores: el demográfico, la situación del mercado de trabajo y la relación entre la pensión media y la productividad media de la economía. Los países de la UE se encuentran ante un escenario de envejecimiento de la población, mayor esperanza de vida, reemplazo generacional insuficiente, cambios en el empleo por el incipiente 'maquinismo', mayores tasas de dependencia y asistencia y anticipo de las jubilaciones, entre los principales factores. Esta situación implica un menor número de personas cotizando en la Seguridad Social, un mayor número de pensionistas y más cuantía de las nuevas pensiones, originando un aumento del gasto público y la generación de desequilibrios a corto, medio y largo plazo en los sistemas públicos de pensiones.
Esta realidad, junto con problemas provocados por las sucesivas crisis económicas desde 2007, ha provocado que muchos países de la UE hayan abordado diferentes reformas de sus sistemas de pensiones con mayor o menor profundidad según país, tratando de asegurar la futura viabilidad de las pensiones públicas de sus ciudadanos. Ciertos indicadores económicos auguran de nuevo otro ciclo próximo de recesión económica de incierto nivel de predicción en cuanto a sus consecuencias en la economía de los estados y en la calidad de vida de sus ciudadanos. Por tal motivo, el escenario de revisión de los sistemas de pensiones y su sostenibilidad en los países desarrollados va a ser muy dinámico y fundamental en la sostenibilidad económica de cada sistema y de cada Estado.
En general, en los últimos años, la mayoría de los países de la UE se han adoptado reformas de tipo paramétrico consistentes, por ejemplo, en el aumento de la edad de jubilación, prolongación de la vida laboral, modificación de los periodos de referencia, modificación del cálculo de la base o modificación de las prestaciones, entre otros cambios. Como ejemplo se han llevado a cabo reformas de este tipo en Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca, Eslovenia, Estonia, Finlandia, Francia, Grecia, Hungría, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Malta, Polonia, Portugal y República Checa. Algunas de estas medidas paramétricas han sido gradualmente implementadas también en España.
Respecto a las reformas de tipo estructural que implican un cambio de sistema, de todos los países miembros de la UE sólo se han llevado a cabo reformas profundas del sistema de pensiones en Italia, Países bajos, Polonia, Reino Unido (pre-Brexit) y Suecia.
Desde la perspectiva de España, desde Ciudadanos, en octubre de 2022, nuestra portavoz en el Congreso de los Diputados, Inés Arrimadas, fue muy clara, tildando de "kamikaze" subir las pensiones según el IPC, sin que se ajustase al alza el salario de los jóvenes, que debería ser el verdadero indicador de revalorización. Además fuimos quienes insistimos en incluir a las personas pensionistas en el pacto de rentas propuesto por el Gobierno ante la crisis de precios.
Igualmente, nuestra Portavoz Nacional, Patricia Guasp, también ha dejado recientemente claro que, o se hacen reformas del mercado laboral, o no habrá pensiones en un futuro, puesto que el salario de los jóvenes apenas ha subido un 3% desde 2008. Y sin embargo, las pensiones, han incrementado un 40%. Si no se hacen reformas para que los trabajadores que sostienen el sistema de pensiones puedan tener buenos salarios que mantengan el sistema, la cruda realidad es que a medio plazo no habrá pensiones.
Ese es nuestro planteamiento. Ante los continuos parches al sistema por parte del bipartidismo de PP y PSOE, que no solucionan el déficit de la Seguridad Social y el reto demográfico, hacen falta soluciones valientes que nuestro partido continúa y continuará poniendo sobre la mesa. De ustedes depende. Si prefieren maniobras electoralistas de corto plazo e incierto futuro, o prefieren para España un planteamiento reformista europeo y moderno que asegure el presente y el futuro de las pensiones en nuestro país, y por ende, que asegure la verdadera justicia social entre los que cesan su actividad laboral al llegar a la edad que toca (sin que ésta se incremente sin parar como ahora) y los que ejercen dicha actividad sosteniendo el sistema.
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