Manuel González.
El pasado martes hizo justo un año desde las elecciones municipales
que depararon el gobierno que nos está tocando sufrir. Seguro que
muchos de ustedes no estarán de acuerdo conmigo ante la campaña de
imagen con la que se envuelven los del tripartito, muy especialmente
el señor alcalde. Pero no obstante les voy a dar algunas
referencias.
La pasada semana hubo polémica porque el ayuntamiento no había
hecho efectivo el pago de 4 millones de euros a la Sociedad Anónima
de Gestión (SAG), que se correspondían con los trabajos realizados
por la empresa entre enero y abril de este mismo año. Iniciativa
Porteña denunció esa situación que consideramos temeraria, porque
de no hacer una rápida intervención, peligraban las nóminas de
este mes. La empresa tiene una póliza de crédito que ya estaba
agotada, por lo que la situación era crítica.
El equipo de gobierno lo pudo solucionar mediante una transferencia
urgente de dinero a la SAG, con lo que la empresa obtuvo la liquidez
necesaria para afrontar sus pagos a proveedores y trabajadores.
Pudimos ver como incluso el propio alcalde sacaba pecho porque lo
habían solucionado y esa denuncia en prensa de IP parecía
injustificada, pero nada más lejos de la verdad. Esto es una chapuza
más a las que nos está empezando a acostumbrar este equipo de
gobierno, o de desgobierno según se mire. El problema sustancial con
la SAG sigue pendiente de que se realice una gestión por parte del
tripartito, que justifique la contratación de la limpieza a esta
empresa municipal como la única que presta sus servicios en al
Ayuntamiento.
Al parecer el equipo de gobierno prometió a los trabajadores que
iban a cobrar este mes, que no se preocuparan por la situación; lo
que nos les dijeron es que este desastre es atribuible en su
totalidad a la mala gestión municipal. Este “modus operandi” en
el que van de “guays” ante trabajadores o la opinión pública,
oculta tras de sí el calamitoso funcionamiento administrativo de
este ayuntamiento. Esto es demostrable simplemente ojeando el
contenido de los plenos que se están celebrando durante esta crisis
del coronavirus, en los que, a parte de los temas importantes, en el
orden del día hay multitud de puntos de modificaciones
extraordinarias de crédito, dirigidas a completar partidas
presupuestarias o a pagar facturas que no estaban consignadas;
aclarar que eso es fruto de la más absoluta improvisación.
Un apunte más en el mismo sentido. El alcalde salió triunfal en su
rueda de prensa tras el pleno en el que se aprobó por unanimidad el
destino del remanente de tesorería del 2019. Todos los partidos
habíamos colaborado en tramitar de manera ágil el reparto de las
distintas partidas a Bienestar Social, Planes de Empleo y Plan de
Autónomos y Pymes, pero dentro de ese documento había una partida
que dada la trascendencia de todo lo anterior, quedaba un tanto
escondida, a pesar de ser muy importante en cuantía…
Concretamente 2.450.000 euros que se destinaron al pago de facturas
de años anteriores. Es decir, facturas sin consignación
presupuestaria y que marcan la manera de funcionar de este equipo de
gobierno. La imprevisión es un mal camino en un ayuntamiento que
tiene un presupuesto más de 80 millones de euros. El primer año de
legislatura ha sido nefasto en la gestión; nefasto porque seguimos
con los mismos problemas del pasado y nefasto porque se le está
sumando la improvisación en la forma de proceder de las tres fuerzas
del tripartito, que actúan en sus respectivas delegaciones como si
de un reino de taifas se tratara.
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