Un juez ha condenado a la madre de un alumno que la lió a mamporrazos con la profesora del susodicho a la que culpó de que su retoño no se hubiera comido el bocata de jamón en el recreo. Aunque dicho asà suene a chiste, es lo que ha sucedido en un pueblo de Granada y un juez le ha propinado una buena paliza legal a la energúmena con dos años de cárcel.
- No, pero si fueron unos empujones y unos tirones de los pelos- escuché el otro dÃa en Informativos Telecinco a una vecina de la condenada quitándole hierro al asunto. Vamos, de lo más normal.
La sentencia, que pretende ser ejemplarizante y crear precedentes -jurisprudencia, para entendernos-, es la primera de estas caracterÃsticas y puede -debe- suponer el inicio de un nuevo estadio en colegios e institutos, donde en los últimos años el sector de los energúmenos de las consolas y la tele violenta, con permiso de sus santos padres, se habÃan hecho con el poder, en detrimento de unos profesores dignos en muchos casos de lástima, pues vienen asistiendo paulatinamente a una pérdida de autoridad sobre sus estudiantes.
Porque en España, tan de gusto por los extremos, hemos pasado de la educación de 'El Florido Pensil', del cuarto de las ratas, la regla singladora sobre los nudillos, los capones y el cara a la pared, la explicación franquista de la historia, a la eliminación de los crucifijos por ley y al desmadre juvenil con demasiados casos de amenazas, insultos e, incluso, agresiones contra esos héroes en que se han convertido los profesores.
La culpa de casi todo la tienen los padres, que hace tiempo que hicieron dejación de funciones, confundiendo la enseñanza impartida en colegios e institutos con la educación en el seno de la familia, esta última responsabilidad de ellos. Pero muchos, padres, me refiero, han confundido tener hijos con tener mascotas y, cuando llegan los suspensos, cargan sus frustraciones sobre los profesores.
Pero esto puede cambiar. La justicia, pese a ser insoportablemente lenta, y con ello injusta, ha reaccionado. Más vale tarde que nunca. A ver si esta sentencia es la primera de otras muchas que hacen reflexionar a los padres sobre el papel que deben ejercer en la educación de sus hijos y comienzan a respetar, como antaño, la figura del maestro o maestra, única autoridad en los colegios e institutos a efectos de enseñanza. La educación, queridos padres, es cosa vuestra. Que tener hijos es algo muy serio.
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